China cumplió con su amenaza e impuso este lunes nuevos aranceles a 128 productos estadounidenses por un valor de 3.000 millones de dólares, en respuesta al anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de tasar las importaciones de acero y aluminio.
La decisión china, tomada por la comisión gubernamental encargada de los aranceles aduaneros, afecta a productos diversos como frutas, carne de cerdo y residuos de aluminio.
Estas medidas se producen tras varias semanas de tensiones bilaterales, que alimentan los temores de un conflicto comercial abierto entre los dos gigantes mundiales.
Donald Trump anunció el 22 de marzo que Estados Unidos impondría nuevos aranceles a una serie de productos chinos por valor de 60.000 millones de dólares.
Los derechos de aduana impuestos a las importaciones de acero (25%) y aluminio (10%) fueron hechos en nombre de la "seguridad nacional", argumento que el lunes el ministerio chino de Comercio calificó de "abuso" de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Ante las críticas internacionales a la medida de Trump, varios países -de la Unión Europea, México y Brasil entre otros- quedaron exentos de esta nueva medida, pero no China.
Pekín replicó de inmediato a esa medida al anunciar su intención de aplicar aranceles del 15 y el 25% sobre una lista de 128 productos estadounidenses si no alcanzaba un acuerdo con Washington.
- Intimidación económica -
"Esperamos que Estados Unidos abandonará lo más rápido posible sus medidas que violan las normas de la OMC para la reanudación normal del comercio sino-estadounidense", indicó el ministerio chino de Comercio.
"La cooperación entre China y Estados Unidos, las dos mayores economías mundiales, es la única opción posible", agregó.
Trump siempre alude al colosal déficit comercial de Estados Unidos ante China, de unos 375.200 millones de dólares en 2017, para justificar sus medidas proteccionistas.
La senadora demócrata estadounidense Elizabeth Warren, muy crítica con Trump, se reunió el viernes y el sábado con altos responsables chinos. Entre ellos estaba el viceprimer ministro Liu He, responsable de la política económica.
"Tuve [con él] un diálogo en profundidad sobre cómo las medidas chinas que falsean los intercambios comerciales acaban perjudicando a los trabajadores estadounidenses", escribió Warren en Twitter.
Trump acusa a Pekín de beneficiarse del sistema de coempresas impuesto a las compañías extranjeras que se instalan en China para robar las innovaciones tecnológicas estadounidenses.
China, en respuesta, había instado a Estados Unidos a poner fin a su "intimidación económica", pero hasta el momento había procurado no atacar productos agrícolas importantes como la soja, ni compañías industriales de peso como el gigante Boeing, sectores que podrían verse afectados ahora por nuevos aranceles, considera el diario oficial Global Times.
La semana pasada, este periódico nacionalista escribió en un editorial que China "casi había concluido su lista de tasas de represalia sobre productos estadounidenses".
"La lista afectará a importantes importaciones chinas procedentes de Estados Unidos", anunciaba el rotativo.
Esta decisión "será un duro golpe para Washington que agita de manera agresiva el palo de la guerra comercial, y Estados Unidos va a pagar un alto precio por su política comercial radical hacia China", aseguró el Global Times.
A pesar de esa retórica, el secretario estadounidense de Comercio, Wilbur Ross, dijo el jueves que las nuevas sanciones estadounidenses eran ante todo el "preludio a una serie de negociaciones".