Ante el cierre del mercado financiero internacional y la urgencia de obtener fondos, el sistema bancario local se volvió la principal fuente de fondeo del Gobierno con la contratación de nueva deuda en los primeros meses de 2020. Sin ese apoyo, la crisis del nuevo coronavirus habría “estallado en marzo”, advirtió la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades).
A diferencia de la crisis financiera de 2009, durante la actual pandemia el sistema bancario salvadoreño se encuentra líquido, sólido y solvente. Esta fortaleza del sector permitió que los bancos pudieran comprar títulos valores del Estado por $783 millones, clave para financiar al Gobierno ante la caída abrupta de la recaudación tributaria.
“Fue absolutamente clave para para apoyar el gasto público en la emergencia”, enfatizó Pedro Argumedo, economista de Fusades. Advirtió que “si no existiera un sistema financiero, con esos recursos y ese manejo prudencial que ha mantenido, esos $783 millones no los hubiera podido obtener el Estado y la crisis se hubiera estallado en marzo”.
Ya que El Salvador no pudo salir al mercado internacional por su alto riesgo país, el Gobierno colocó entre finales de febrero y marzo $426.2 millones en Letras del Tesoro (Letes), con una tasa de rendimiento de hasta 9.44 %. El saldo llegó a un “hito histórico” de $1,410 millones hasta mediados de marzo, sostuvo Fusades. También se emitieron $393 millones en Certificados de la Tesorería (Cetes).
El economista reconoció que la solidez del sistema financiero será “un actor fundamental” para apoyar la recuperación de la economía durante el proceso de reactivación.