Los empresarios salvadoreños consideran que altos niveles de desempleo y el trabajo precario son los principales factores que afectarán el clima de negocios en los próximos 10 años, reveló un informe del Foro Económico Mundial (FEM).

El organismo publicó en noviembre pasado el Informe Regional de Riesgos para Hacer Negocios 2018, elaborado a partir de la Encuesta de Opinión Ejecutiva (EOS, en inglés) del FEM, que además sirve como base para elaborar el Índice de Competitividad Global cada año.

La encuesta se realizó a empresarios de más de 140 países, a quienes se les brindó una lista de 30 riesgos globales determinados por el FEM. A partir de estos, debían señalar cuáles eran los cinco más preocupantes para hacer negocios en su país durante la próxima década.

En el caso de El Salvador, los empresarios manifestaron que el principal riesgo para hacer negocios es la falta de empleo digno y la alta informalidad de la economía. A estos factores le siguió la inestabilidad social, el fallo del Gobierno -de cara a las próximas elecciones- y la crisis fiscal.

 

El reto de la cuarta revolución industrial

Anne Marie Engloft, especialista del FEM, explicó a Diario El Mundo que la preocupación por el mercado laboral es una constante en las economías de todo el mundo, “debido a la creciente ola de automatización en los procesos de producción, la llamada cuarta revolución industrial”.

Sin embargo, “esta es una realidad aun más alarmante en países con alta informalidad y crecimiento económico lento”, como es el caso de El Salvador.

Datos de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) publicados en 2017 indican que un promedio de 91,300 salvadoreños ingresa cada año a la población con edad para trabajar, pero solo 54,500 – casi el 60 % del total– logra ingresar a la fuerza laboral. Las restantes 36,800 personas se suman a la población inactiva.

Además, aunque más de 54,000 personas ingresan a la población ocupada cada año, no todas logran un empleo formal. Los cálculos de Fusades indican que, en promedio, la economía salvadoreña solo genera12,400 puestos de trabajo formales cada año, dejando a 42,100 personas en el mercado informal.

“Cuando hablamos de los trabajos que vamos a perder por la cuarta revolución industrial, la gente se asusta. Pero es necesario hablar de cómo arreglarlo y cómo puede ser una oportunidad para transformar las políticas públicas”, aseguró Engloft, quien visitó el país en noviembre para participar en un evento de Fusades.



Preocupación global

De acuerdo con el reporte del FEM, el clima de negocios de todo el mundo se vio influenciado en 2018 por dos grandes variables: la volatilidad e incertidumbre política, y la disrupción tecnológica que trae la llamada cuarta revolución industrial.

A escala global, el principal obstáculo identificado fue el desempleo y subempleo, que según el reporte, “debe interpretarse cuidadosamente, debido a que este riesgo puede reflejar diferentes desafíos dependiendo del país y región en que se presente”.

Entre las posibles causas de este fenómeno, apunta el FEM, están “el crecimiento débil, escasez de talento humano, y disrupciones del mercado laboral causadas por la automatización de procesos”.

En Latinoamérica, la gobernanza débil y la alta inestabilidad social suponen un peso para los negocios, pero también las preocupaciones por el creciente desempleo, señala el reporte.

La tasa de desempleo regional ha crecido arriba del 8.4 % los últimos tres años, afectando a más de 26 millones de personas, de acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), citados por el FEM.

En El Salvador, desde 2014 la tasa de desempleo se ha ubicado en el 7 %, según los datos de la Dirección General de Estadísticas y Censos.