Una alabanza sonaba a todo volumen con el mensaje “Jesús no nos ha desamparado” mientras Margarita del Carmen Rosales, sentada junto a los bultos de cebollas y rábanos, lamentaba la drástica caída en el consumo de frutas y verduras. El miedo se impregna en los salvadoreños que evitan salir de casa, incluso para hacer las compras familiares.
Aunque El Salvador no vive en un aislamiento tan severo como en Europa por el brote del Covid-19, las personas acatan las medidas de quedarse en casa y prefieren evitar los lugares abiertos. El mercado de mayoristas de La Tiendona ya no luce como antes y las compras han caído en cuestión de días hasta un 60 %, según la Asociación Gremial Empresarial de Exportadores e Importadores de Frutas y Verduras de El Salvador (AGEIFVES).
Las pérdidas son más dramáticas, según Rosales, una mujer de 66 años que junto a su nieto se dedica a vender cebollas, rábanos, plátanos y repollo en La Tiendona. Para atender a los pocos clientes que se arriesgan a llegar al mercado, se baja la mascarilla que combina con el color blanco de su manto en su cabeza y con la tonalidad gris de sus canas.
“Uno (habla de ella) a la una de la madrugada se levanta a vender y la gente ya no viene. La gente no quiere venir a comprar por el virus ese; hubo bajas de dinero y si esto no se vende, va a la basura”, aseguró. Estimó que solo en la mañana del viernes vendió $300 cuando antes lograba obtener hasta $400.
Dimas Martínez, vicepresidente de AGEIFVES, aseguró que la afluencia de compradores en La Tiendona ha disminuido 60 % ya que “casi no viene gente a los mercados, debido a las precauciones, solo viene gente que compra y se va inmediatamente a sus casas”.
El movimiento de compradores comenzó a decaer tras la declaración de cuarentena nacional; sin embargo, aseguró Martínez, los comerciantes toman a bien las medidas adoptadas por el Ejecutivo porque “nosotros no nos ponemos al lado de lo económico sino de la gente”. “Estamos dispuesto a aguantarlo con tal de no ver salvadoreños muriendo”, sumó.
Las canastas de tomates al punto de podrirse destacan en los pasillos del mercado y la misma situación ocurre con verduras de poca duración. “Estamos fregados como la gente, por miedo, no viene a comprar, estamos con todo topado”, agregó Eduardo, un comerciante de pepinos, que calculó el consumo se ha caído hasta el 80 %.
“¿Quién nos va a dar de comer?”, alertó otro vendedor al ver la presencia de prensa, quien teme que las medidas de apoyo económico no lleguen hasta las personas que se dedican a vender la mercadería de los grandes distribuidores de frutas y verduras.
No hay alza, aseguran vendedores
No hay desabastecimiento de frutas y verduras, y tampoco se ha incrementado el precio, aseguró el vicepresidente de AGEIFVES al pedir al Gobierno central establecer controles para minimizar la especulación.
“Desmentimos a todo el pueblo salvadoreño que hay un alza de precios porque nosotros como importadores no estamos autorizados a incrementar los precios, nos ponemos en los zapatos de todos los salvadoreños que no les alcanzan el dinero”, manifestó.
La gremial sentó postura este viernes a raíz de una serie de denuncias en redes sociales por el incremento en el costo de las frutas y verduras tras la declaración de cuarentena. Sin embargo, para los comerciantes e importadores el precio se mantiene a nivel de mayoreo y el alza se da en la distribución minorista.
“Tal vez la gente que compra un quintal tiene autorización o derecho a ganar $0.10 por libra, pero nosotros seguimos con los precios de mayoreo como en diciembre”, sumó el vocero.
Precisamente por ese incremento en los precios de alimentos básicos para las familias salvadoreñas, esta semana la Defensoría del Consumidor advirtió que si el alza se disparaba podría poner techos máximos para la venta, así como hizo para el alcohol gel y mascarillas.
La Superintendencia de Competencia también informó ayer que mantiene un “análisis exhaustivo” junto a la Defensoría de los sondeos realizado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). La institución aseguró estar “alerta en caso de detectar cualquier indicio de afectaciones” en los consumidores ante prácticas anticompetitivas o abuso de posición dominante.