Los problemas sociales en el país estaban estresados a través del modelo de desarrollo que la pandemia vino a confirmar, el cual está basado en la exportación y entrada de remesas, indicaron economistas. / DEM


La economía salvadoreña cerrará el año con una caída histórica del Producto Interno Bruto (PIB), hasta el -8.5 % según proyecciones del Banco Central de Reserva (BCR). La baja es provocada por los efectos de la pandemia del covid-19 que han mermado la actividad productiva desde marzo.

De acuerdo con economistas participantes del foro “El Salvador: problemas, desafíos y opciones económicas por la pandemia”, el país enfrenta un panorama sombrío debido al triple impacto de la crisis que además de sanitaria tiene implicaciones en materia económica y fiscal.

Roberto Rubio, director ejecutivo de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), considera que la crisis sanitaria ocurre en un momento en el que la economía ya venía mostrando síntomas de agotamiento, agobiada por problemas estructurales y un histórico bajo crecimiento.

Se estima que desde marzo, cuando se declararon las cuarentenas y se detuvo casi por completo la actividad productiva, el país ha perdido miles de empleos, los que hasta abril se calculaban en 60,000 mientras que expertos cifran impactos para unos 200,000 puestos de trabajo, una situación que se prevé dispare las cifras de la informalidad de la economía.

Se estima que el 72 % del empleo en El Salvador es generado por el sector informal, pero hay temores de que la crisis dispare su peso en la economía.

Carolina Alas de Franco, investigadora del Departamento de Estudios Económicos de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), explicó que como país venimos de una situación frágil.

La experta explica que la economía entró a la pandemia con muy poco margen para reaccionar. “Desde Fusades habíamos venido advirtiendo en caso de que se produjera un desastre o una crisis el margen sería muy difícil” y añadió que la pandemia lo que hace es magnificar en muy corto tiempo toda esa inestabilidad y pone de relieve que la deuda aumentará 20 puntos en un solo año llevándola sobre el 90 % del PIB.

 

Informalidad en alza

De acuerdo con el economista Rafael Góchez, uno de los problemas que puede derivar de la crisis es un incremento de la actividad informal.

Destaca que el sector genera empleos para unos dos millones de personas y que la crisis puede elevar el número de salvadoreños que que viven al día a día y que no tienen condiciones como seguridad social, pero además tienen más dificultades para adoptar medidas sanitarias para protegerse del covid-19.

De Franco explica que los efectos de la crisis están impulsando a que el sector se abra antes de tiempo. “Muchas empresas, muchos negocios pequeños que eran formales ahora no van a poder pagar todo lo que implica la formalidad, los costos que implica un salario mínimo, lo que se espera es que aumente la informalidad por que muchos negocios que han despedido y continuarán despidiendo a los empleados y la gente cuando no encuentre una opción de empleo formal pondrá su propio emprendimiento o irá a una empleo que pague menos en el sector informal”, vaticinó.

Góchez considera que es necesario tener claridad sobre la dimensión de la emergencia y de los impactos de una crisis múltiple.

Entre 2020 y 2021, El Salvador estará sumergido en una una profunda crisis, mientras que de 2021 a 2024 se tendrá una etapa de poscrisis, lo que marcará profundamente a la administración Bukele y que tendrá que buscar acuerdos con todos los sectores para impulsar la recuperación.

 

Reactivación de economía

 

Reapertura en marcha

El Gobierno actualizó esta semana las fechas para la reapertura económica, la cual se inició con la fase 1 el pasado 16 de junio, pero que está sujeta a revisión acorde a los planes de contención de la pandemia.

 

Golpe a la economía

El alargamiento de las fases ha provocado que algunos de los sectores esperen volver a abrir hasta después de octubre, tras siete meses de la declaración de cuarentena. La situación pone en aprietos a varias empresas que no han visto ingresos.

 

Menos confrontación

Los economistas sugieren que el Ejecutivo debe consensuar con todos los actores políticos y sociales para ordenar el proceso de reapertura, pero a partir de la transparencia para empujar una dura etapa de reactivación.