Durante una reunión en la Casa Blanca con representantes de la industria siderúrgica estadounidense, Trump adelantó que las tarifas al acero ascenderían a hasta 25 %, al tiempo que las tarifas a la importación de aluminio serían de 10 %. “Lo firmaré en la próxima semana. Y ustedes tendrán protección por mucho tiempo. Ustedes tendrán que reconstruir su industria, es todo lo que estoy pidiendo”, dijo a los empresarios reunidos.
La medida representa un nuevo paso en el proteccionismo estadounidense y abre las puertas a una eventual guerra comercial, especialmente con China, Canadá y la Unión Europa.
En América Latina una medida de esa naturaleza impactaría en particular a Brasil (que en 2017 representó el 13 % de las importaciones estadounidenses de acero) y México (responsable por otro 9 %).
A raíz de este anuncio, el índice Dow Jones se puso a la baja y cerró en retroceso de 1.68 %, al tiempo que desde ambos lados del Atlántico se advirtió que se tomarían represalias comerciales contra Washington.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dijo que la Unión Europea “reaccionará con firmeza y proporcionalmente” a la iniciativa de Trump.
Canadá, el mayor abastecedor de Estados Unidos en acero y aluminio, consideró “inaceptable” la determinación de Trump. “Canadá verá cualquier restricción al acero y el aluminio canadiense como absolutamente inaceptable”, apuntó el Gobierno en una nota oficial.
Anunció que tomará “medidas de respuesta para defender sus intereses”.
El nuevo presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dijo ayer ante una comisión del Senado que no considera la adopción de tarifas como la mejor reacción. “El mejor abordaje es tratar directamente con las personas que son afectadas, en vez de caer nuevamente en las tarifas”, dijo.