La falta de rapidez y predictibilidad en el marco legal de las aduanas de El Salvador sigue siendo el principal obstáculo del país para integrarse al comercio global, destacó el informe Conectarse para Competir 2018, del Grupo del Banco Mundial (GBM).

El reporte, que elabora un Índice de Desempeño Logístico (IDL) basado en encuestas de actores nacionales e internacionales del comercio, evalúa a los países sobre indicadores comunes, como la competencia y las habilidades en materia de logística, la calidad de la infraestructura comercial, el precio de los envíos internacionales y la frecuencia con que los fletes llegan a tiempo a su destino.

Dentro de los 167 países contenidos en el informe bienal, El Salvador ocupa el puesto 120 a nivel global y el penúltimo en Centroamérica, solo por detrás de Guatemala, que consiguió el puesto 135.

En el IDL pueden obtenerse hasta cinco puntos. El Salvador obtuvo una calificación de 2.30, el tercero más bajo en la región después de Guatemala y Honduras, con 2.16 y 2.24 puntos, respectivamente.

Costa Rica, por su parte, acumuló 2.63 puntos en total, ubicándose en la posición 70, y Panamá llegó al puesto 45 con 2.87 puntos.

Según Jean-François Arvis, economista del GBM y coautor del informe, esta logística ineficiente “aumenta el costo de hacer negocios y reduce el potencial de integración con las cadenas de valor mundiales”, perjudicando más a las economías que aún se encuentran en desarrollo y tratan de competir en el mercado mundial.

 

Sólo durante 2017, esta industria movilizó unos $4.3 billones a través de redes de servicios, con actividades como transporte, almacenamiento, corretaje, servicios de envío urgente, operaciones en las terminales, e incluso gestión de datos y de información. “El nivel de eficiencia en el traslado de los bienes hacia los destinos finales es un factor clave para las oportunidades comerciales de un país”, establece el informe.