Manuel Sánchez, de la ESEN, aseguró que el Gobierno debe aumentar transparencia. / Jorge López


Solo el 18.2 % de salvadoreños estaría dispuesto a aceptar una reducción en sus subsidios si estos fondos regresaran a las arcas del Estado, reveló un experimento social realizado por investigadores del Banco Mundial (BM) y la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN).

Manuel Sánchez Masferrer, investigador y catedrático de la ESEN, presentó ayer los resultados del experimento social “Redistribución en tiempos de presión fiscal: usando juegos para informar sobre la reforma de subsidios en El Salvador”.

El experimento diseñó cuatro juegos en escenarios distintos. En el primero, denominado “Juego del Dictador”, la mitad de los participantes recibió $10 y se les preguntó cómo dividirían esta suma con quienes no recibieron, sin que éstos supieran el monto total. La respuesta media fue de $4.12.

En el Juego del Ultimátum la dinámica fue la misma, pero los participantes que no recibieron dinero podían aceptar o rechazar la oferta de sus compañeros. En este caso, la media ascendió a $4.55, “debido a la presión social”, destacó.

En el segundo set de juegos, cada participante recibió $10 y tuvo que pagar una cuenta de $5, de los cuales $3 serían “subsidiados” con la opción de devolver una parte de este beneficio para programas sociales, la comunidad o el Gobierno.

El experimento determinó que el 68.5 % estaría listo a renunciar a una subvención mayor si ésta se invirtiera en reducción de pobreza y el 61.5 % si se invirtieran en su comunidad.

En contraste, el deseo de entregar estos fondos cayó significativamente al preguntar si estarían dispuestos a retornar el subsidio a las arcas del Estado: solo el 18.2 % dijo que cedería los fondos al Gobierno.