Tras la extensión de la cuarentena por casi tres meses decenas salieron a la calle con banderas blancas en solicitud de ayudas. El Ejecutivo desarrolla una entrega de paquetes alimenticios para beneficiar a los más afectados por la crisis. / DEM


De acuerdo con estimaciones de la Fundación para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), la crisis económica provocará que hasta 1.6 millones de salvadoreños caigan en condición de pobreza en 2020. El reto, apunta, es el desarrollo de planes de contingencia que permitan que la condición no se vuelva estructural.

Se estima que el indicador de pobreza pase del 30.7 % en 2019 al 51.4 % en 2020, un acelerado incrememto acentuada por el descalabro de la actividad económica, remesas e ingresos, y un repunte del desempleo.

Helga Cuéllar-Marchelli, directora del Departamento de Estudios Sociales (DES) de Fusades, explicó que El Salvador entró a la crisis del covid-19 con el índice de pobreza más bajo en 30 años, pero al igual que todo el mundo ha sido rápidamente afectado por la peor pandemia en un siglo.

Los datos oficiales destacan que hasta antes del inicio de la crisis el 30.9 % de la población salvadoreña estaba en pobreza monetaria, un 7.3 % en pobreza extrema y 28.8 % de los hogares estaban en pobreza multidimensional, es decir aquellos con deficiencias de acceso a servicios como sanidad, agua potable, entre otros.

Cuéllar-Marchelli consideró que es difícil estimar cuánto tiempo tomará la recuperación de los indicadores, pero que todo dependerá de cómo vayan aplicándose las fases de recuperación de la economía y del despliegue de programas efectivos protección social.

Explicó que en las condiciones adecuadas -de consenso con actores como la empresa privada- los planes de recuperación deberían tomar de dos a tres años, pero recalca: “actuando con diligencia y compromiso”.

De acuerdo con las previsiones del Banco Central de Reserva (BCR), la economía se dirige a una recesión más profunda de la prevista. La última revisión de la situación de la economía prevé que la economía registre una caída hasta el -8.5 % en 2020.

La directora del DES indicó que para evitar un mayor deterioro de los indicadores sociales se necesita del desarrollo de intervenciones que atiendan las necesidades coyunturales, mediante la revalorización del sistema de protección social más allá de un esquema meramente asistencialista.

De acuerdo con el análisis de Fusades los hogares multidimensionalmente pobres son más vulnerables a los embates del covid-19. Esto debido a que sufren de múltiples carencias, estas no solo son agravantes de la situación, sino que pueden verse profundizadas a raíz de la crisis provocada por la emergencia.

La entidad recalca que El Salvador no contaba con un sistema de protección social lo suficientemente robusto para mitigar con eficacia y rapidez los efectos de la pandemia en la población que vive en condiciones de mayor vulnerabilidad.

 

Otros impactos de la crisis en indicadores sociales
La crisis del covid-19 amenaza con ampliar la brecha educativa entre los niños de hogares pobres y no pobres, ante la limitada capacidad de los más vulnerables en acoplarse a la modalidad de educación a distancia.Otro punto en riesgo es el de la seguridad alimentaria. Se estima que antes de la crisis se registraban 126,000 hogares en riesgo, mientras que la profundización de la crisis puede impactar directamente a 50,000 personas. En tanto, la disminución del mercado laboral limita el acceso a la protección social. Se estima que la crisis impactó a 226,000 empleos de los que 28 % es formal y un 71.4 % es informal.