El presidente estadounidense, Donald Trump, sancionó ayer la adopción de aranceles al acero y el aluminio, en un gesto que fortalece los temores de una guerra comercial a pesar del coro global de advertencias.
“Hoy defiendo la seguridad nacional de Estados Unidos al aplicar aranceles al acero y el aluminio. Tendremos un arancel de 25 % al acero extranjero y de 10 % al aluminio”, dijo el mandatario en la Casa Blanca poco antes de firmar una Proclamación con la medida.
Los nuevos aranceles entrarán en vigor en 15 días y en ese tiempo “veremos quienes son los que nos tratan de forma justa y quienes no”, afirmó.
El presidente apuntó que los aranceles “por ahora” no se aplicarán a México y Canadá, quienes renegocian con Estados Unidos los términos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
“Creo que vamos alcanzar un acuerdo por el TLCAN. Ya lo he dicho por largo tiempo”, para añadir que “si tenemos un acuerdo, no habrá aranceles para Canadá y México”, añadió. En caso de que no sea posible alcanzar un acuerdo, apuntó Trump, “vamos a retirarnos del TLCAN y empezaremos todo de nuevo”.
Los tres países finalizaron esta semana su séptima ronda de conversaciones para renegociar el tratado comercial sin que hasta ahora las partes hayan dado cuenta de avances sustantivos.
Ignora advertencias
Rodeado por obreros metalúrgicos y miembros de su gabinete, Trump afirmó que la industria del acero y el aluminio en Estados Unidos ha sido “devastada por prácticas comerciales extranjeras agresivas”, apuntó, para añadir que se trató de una “verdadera agresión contra nuestro país”.
Con esta decisión, Trump simplemente ignoró el coro de advertencias que surgió incluso entre socios comerciales tradicionales de Washington.
En Pekín, el gobierno chino dejó claro que “seguramente” adoptará una “respuesta apropiada y necesaria” a los aranceles estadounidenses, y al mismo tiempo presentó una enérgica protesta ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El representante chino ante la OMC aludió al riesgo de un “problema sistémico” para la propia organización, y luego se sumaron a esas críticas la Unión Europea (UE), Japón y Canadá.
Las importaciones estadounidenses de acero en 2017 representaron $33,460 millones, un aumento del 37.8%. Las de aluminio sumaron $17,310 millones en 2017, un incremento del 31.7 %.