Los consumidores en Europa están dispuestos a pagar “mucho dinero” por una taza de café, pero demandan “una alta calidad con nuevos y excitantes sabores”, indicó ayer Constantin Hoppenz, de la plataforma en línea Algrano.

Hoppenz se encuentra en El Salvador junto a nueve compradores de café de Alemania, Suiza, Inglaterra e Italia a través de la alianza entre el Consejo Salvadoreño del Café (CSC) con Algrano, establecida en 2018, para promocionar a pequeños productores en la plataforma en línea con base en Suiza.

El experto aseguró que un europeo promedio está dispuesto a pagar $50 por un kilo de café especial tostado, pero su perfil “se enfoca mucho en la calidad y marcas de origen”. Hoy en día, aseguró, “los consumidores en Europa quieren conocer quién produce”.

Además de experimentar nuevos sabores, el consumidor europeo es “más artesanal” y exige cafés limpios, con procesos especiales que ofrezcan un producto consistente, dulce y equilibrado, explicó ayer durante una ponencia con productores salvadoreño.



Europa es el mercado ideal, continuó, para el café de alta calidad por considerarse exclusivo al provenir de fincas que los cultivan en microclimas y porque por lo general pertenecen a pequeños productores, quienes aplican mejores técnicas de cuidado a nivel agrícola, industrial y de procesamiento.

Las estadísticas del Consejo Salvadoreño del Café (CSC) revelan que las exportaciones de microlotes cada año ganan más terreno en el mercado internacional, al pasar de comercializar apenas 7.8 millones de quintales en el ciclo 2009/2010 a exportar 31.9 millones en el período 2017/2018. El precio promedio del quintal de café también mejoró de un $252 hace diez años a un $321.1 en el anterior ejercicio cafetero.

Por su parte, Tom Booth, especialista de Algrano, enfatizó que la taza de café salvadoreña “es muy bien vista” en el mercado europeo pero aún “tiene oportunidad de evolucionar más en los cafés de certificación”, a través de una mayor “comunicación para que la gente conozca el país”.