Carmen Estela Pérez, presidenta de la Asociación de Industriales Químico - Farmacéuticos de El Salvador (Inquifar), cree que el sector supo reaccionar con rapidez a la demanda que surgió, pero reconoce que esto es posible, en parte, a la solidez lograda en los últimos años y se prevé que aún con un escenario en contra crezca entre el 1 % y 2 %.
“Creo que no nos habíamos dado cuenta, pero la pandemia evidenció la necesidad de contar con una industria farmacéutica fuerte y robusta”, dijo. La ejecutiva recalcó que al lograrlo se respondió de inmediato.
“Se cierran las fronteras, escasea todo, la gente empieza con las compras de pánico, pero en ningún momento tuvimos escasez de alcohol gel, vitaminas y minerales, eso fue gracias a que tenemos industria farmacéutica robusta. Eso no ocurrió así en otros países de la región”, dijo.
Nuevas inversiones.
Al cierre de 2020, destaca la inversión hecha por Laboratorios Vijosa que inauguró una planta productora de mascarillas. Sin embargo, las empresas del rubro hicieron otros ajustes para suplir demandas como la de vitaminas C y D, además de minerales.
Rafael Cárdenas, director comercial de Laboratorios Paill, explicó que vieron la oportunidad de manufactura de productos como zinc e ivermectina, pero procurando no dejar de abastecer el mercado de otros productos como los que requieren pacientes con padecimientos crónicos.
“Nunca habíamos hablado de seguridad o soberanía farmacé-utica. Cepal, OPS y OMS dijeron que es preciso invertir y promover la producción local”. Carmen Estela Pérez, presidenta de Inquifar
En los últimos años, el sector logró perfilarse no solo como un jugador cada vez más importante en el mercado doméstico, sino en el regional, donde ya es el octavo exportador de América Latina tras superar en 2019 a Guatemala.
La presidenta de Inquifar sostiene que el camino no ha sido sencillo en 2020, ya que hubo dificultades para abastecerse de materias primas.
Aseguró que hubo momentos en que para adquirir los materiales el sector tenía que completar “tramites impresionantes”. “Usted tenía que demostrar que lo iba a usar porque se temía que se estuvieran acumulando materias primas a nivel mundial”, destacó.
“Tratamos de cuidar la salud de los consumidores y garantizar que los productos estuvieran disponibles, incluso los de pacientes crónicos”. Rafael Cárdenas, Dir. Comercial Laboratorios Paill
En los últimos años el rubro ha ganado terreno. El valor de sus exportaciones pasó de $124.2 millones en 2015 a $170.3 millones en 2019, un incremento de $46.1 millones.
El impacto también incluye una mejora en sus indicadores de empleo, los que se han mantenido en crecimiento en la última década. Hasta mediados del año pasado, el sector reportaba 6,241 plazas, es decir, 765 empleos más que las 5,476 que tenía en 2010, mientras que el salario mínimo del sector alcanzó los $763.