Bolaños enfatizó que, en un horizonte hacia el futuro, las actuales tasas de crecimiento económico “no sirven y no nos darán el nivel de desarrollo que nosotros necesitamos”. Lo que se requiere es una “visión de nación que nos dé mayores ingresos para los fundamentos básicos del proceso social de nuestra población”, agregó.
Pero crecer, concilió, se logra a través de la productividad y “para mejorarla necesitamos la institucionalidad, la innovación y, ahora más que nunca, enfrentar la brecha digital. Dentro de ese contexto, el Estado “tiene que ser el facilitador para que la sociedad se desarrolle”, aseveró.
La tarea de aumentar la productividad también incluye atraer más inversión extranjera directa (IED), que aunque en El Salvador mantiene una dinámica de crecimiento, sigue siendo la más baja en la región centroamericana, comentó Niels Ketelhöhn, profesor del INCAE.
El experto consideró que “si el país quiere ponerse igual a sus pares”, la apuesta del nuevo Gobierno debería centrarse en atraer de $1,000 a $1,500 millones en el período 2019/2024. La tarea no es fácil, aseguró, porque “las empresas no vienen a invertir por caridad” sino que buscan capital especializado.
Para Ketelhöhn, El Salvador aventaja por contar con los costos más baratos de energía eléctrica y el aeropuerto Romero es el segundo de Centroamérica con mayor movimiento de pasajeros, por detrás del Aeropuerto Internacional de Tocumen, en Panamá.
Estos beneficios se reducen cuando se ven las desventajas, donde predominan la violencia, polarización política y escasez de recursos naturales. Aún así, el experto aseguró que “El Salvador tiene una ventaja competitiva para atraer inversión en industrias que sean intensas en mano de obra y energía eléctrica, y en industrias de productos de alta densidad de valor”.