El sector de restaurantes se prepara para el reinicio de operaciones en mesa tras casi seis meses de cierre obligado por la pandemia del covid-19. El rubro enfrenta varios retos como la presión para el pago de alquileres y otros gastos fijos mientras estuvo inactivo.

Leo Guzmán, presidente de la Asociación de Restaurantes de El Salvador (ARES), explicó ayer que el sector espera comenzar a retomar actividades el 24 de agosto y que los negocios del sector ya cuentan con los protocolos para un reinicio seguro de los servicios.

En ese sentido, anticipó que los negocios se preparan para habilitar de nuevo el servicio en los restaurantes aplicando medidas de distanciamiento físico, que incluyen servicio solo a “burbujas o clusters” familiares y trabajo al 50 % de la capacidad, es decir, establecimientos con 10 mesas solo habilitarán cinco.

Guzmán explicó que como representante de sector trabajó en la elaboración de los protocolos con las autoridades de Gobierno y sostuvo que, aunque cada industria tiene sus protocolos, la de alimentos tiene los procedimientos más extensos y estrictos, pero que hay un compromiso para implementarlos.

“Estamos listos”, dijo Pedro Dalmau, propietario del Café de Don Pedro, uno de los negocios más emblemáticos de la capital, quien reconoció que se han estado preparando en los últimos dos meses. “Es lo que hemos venido trabajando desde julio, es una inversión fuerte que hemos hecho como la compra de las mamparas (...) para que el cliente se sienta seguro”, agregó.

El empresario sostiene que el sector en general debe ser honesto con el cliente, darle seguridad y proteger a los empleados, al consumidor y ellos mismos para no enfermar. “Nos hemos pasado de las normativas para que el cliente se sienta seguro”, dijo Dalmau ayer en Diálogo de Canal 21.

El rubro de restaurantes, sin embargo, resiente la falta de apoyos y de la pérdida de un 30 % de los negocios -según estimaciones de ARES- además de una creciente competencia por la misma condición de la crisis.

Dalmau dijo que ahora es común ver en los barrios y colonias a vecinos que hacen paellas, tamales, pupusas o hot-dogs, entre otros. Reconoció que son emprendimientos motivados por la necesidad, pero que se convierten en nueva competencia para los negocios.