El Niño ocurre cuando las aguas del Océano Pacífico se calientan, mientras que el fenómeno de La Niña se genera al combinarse un calentamiento del Atlántico con un descenso de las temperaturas en el Pacífico.
Los índices de medición del MARN, actualizados hasta enero, revelan “altas probabilidades” de que El Niño se desarrolle en el territorio salvadoreño entre febrero a abril, indicó Pablo Ernesto Ayala, coordinador del Área de Clima y Agrometeorología del ministerio.
A partir de mayo, y con el inicio de la temporada de lluvia, El Niño entraría en un “proceso de disminución de intensidad”. Sin embargo, los efectos que ocasionó durante su apogeo “usualmente tardan entre uno y dos meses” en disiparse. “En el período de mayo, junio y julio vamos a tener el impacto del fenómeno que ocurrió hace tres meses”, explicó el experto. “Esas consecuencias se miden típicamente en la reducción de las cantidades de lluvia. Las nubes se hacen menos espesas, no deja de llover, pero la recolección de agua es menor”, agregó.
Ayala indicó que las probabilidades de tener un déficit de lluvia son altas. “No podríamos interpretarlo como períodos secos muy prolongados”, aclaró, porque aún es prematuro. “Pero no se descarta que en mayo y junio sí hayan períodos que no superen los 10 días consecutivos en algún lugar”, insistió.
Si este pronóstico se cumple, la sequía de 2019 será menor al período seco sufrido entre junio y agosto de 2018, que se prolongó hasta 40 días en algunas zonas del país y fue la más larga de los últimos 48 años, según los registros del MARN.
Después de esa sequía, de acuerdo con el ministerio, en el país se experimentaron dos períodos secos más, de categoría débil, en agosto.
Consecuencias
Los registros del MARN, que datan de 1971, revelan que El Salvador ha sufrido 13 fenómenos de El Niño en los últimos 47 años, frente a 16 años que experimentó los efectos de La Niña.
Eso significa que durante casi cinco décadas el país acumuló 29 años con presencia de alguno de estos fenómenos climáticos y 19 se catalogaron como neutro, sin exceso o déficit de lluvia.
Con El Niño, las temperaturas se elevan y baja la presencia de nubes, provocando que el nivel de radiación solar aumente. “Vamos a tener protección adicional para los niños y ancianos, porque cuando el aire se vuelve más liviano hay menos oxígeno disponible”, advirtió el experto.
La reducción de lluvias también afectarían los cultivos de granos básicos. Según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), la sequía de 2018 dejó a los productores salvadoreños una pérdida de $42.3 millones, más otros $16.9 millones perdidos por el exceso de lluvias ocurrido en octubre, cuando el huracán Michael pasó por el país en forma de tormenta tropical.