Los ciudadanos de El Salvador, Guatemala y Honduras que decidan viajar de manera ilegal a Estados Unidos pagan entre $4,000 y $8,000 por los servicios de los coyotes, reveló un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En el marco del Día Internacional del Migrante, celebrado cada 18 de diciembre, el organismo financiero publicó este miércoles su estudio “Tras los pasos del migrante: perspectivas y experiencias de la migración de El Salvador, Guatemala y Honduras en Estados Unidos”. Una investigación que reveló que los ciudadanos de estos tres países, el llamado Triángulo Norte, pagan entre $4,000 y $8,000 para que les ayuden a cruzar hacia la nación norteamericana.
El informe del BID destacó que el 74 % de los ciudadanos del Triángulo Norte viaja de manera ilegal en búsqueda de oportunidades económicas, 43 % lo hace por reunificación familiar y el 41 % por violencia. El flujo migratorio relacionado con el encuentro familiar “va a ser difícil de frenar, lo que sigue haciendo lucrativo y angular el tráfico de personas por medio de coyotes”, indicó.
El 45 % de los migrantes paga los servicios de los coyotes con ayuda familiar, un 40% recurre a préstamos y el 11% utiliza sus ahorros. Por esta razón, indicó el BID, resulta “necesario generar empleos de calidad para lograr un mayor arraigo así como expandir las redes de protección social a fin de mejorar la calidad de vida de las personas en sus países”.
El organismo financiero indicó que el migrante recién llegado a Estados Unidos es una persona joven, con incidencia de población indígena.
El migrante de Guatemala considera el proyecto como algo temporal, sin intención de asentarse y busca mayor inversión en su país de origen, en tanto el ciudadano hondureño que viaja a Estados Unidos está motivado por temas económicos y de violencia, pero no considera una estadía de manera permanente.
El perfil del migrante salvadoreño está influenciado por un tema económico, situación de violencia y reunificación familiar. “Ven el proceso migratorio como permanente, solicitan en mayor medida asilo, compra casa, ahorra en Estados Unidos y son los que menos envían remesas”, subrayó el estudio del BID.
La conexión entre los migrantes y sus familias ha resultado tan determinante para el flujo de remesas que ya representa en promedio el 18% del Producto Interno Bruto (PIB) del Triángulo Norte. Además, un 20 % invierte en actividades productivas en sus países de origen, al igual que en la compra o construcción de vivienda.