El CAFTA-DR está vigente en El Salvador desde el 1 de marzo de 2006, y desde su etapa de negociación generó cuestionamientos sobre si la capacidad productiva del país estaba a la altura de enfrentarse a una liberalización de mercado con la economía más fuerte del mundo.
Casi 14 años después, aunque se han incrementado la exportación, importación e inversión desde Estados Unidos, el país sigue sin poder aumentar significativamente su oferta exportable al mercado norteamericano, indicó María Luisa Hayem, titular de Economía.
Solo durante el primer semestre del 2019, El Salvador envió productos al exterior por un total de $3,033.9 millones, de los cuales $1,258.2 millones (41.4 %) fueron dirigidos al mercado estadounidense. El sector textil, que representa el motor de las exportaciones en el país, envía más del 85 % de su producción hacia Estados Unidos, y dos de los empleadores más importantes en El Salvador son empresas norteamericanas de este rubro, indicó.
“Las oportunidades en términos de aranceles están ahí. Lo que está pasando es que falta a dar a conocer esas oportunidades específicas, y como Gobierno, de crear la capacidad para que nuestras empresas puedan exportar”, aseguró la funcionaria, durante un seminario del Minec para presentar la evolución del CAFTA-DR.
La directora ejecutiva de la Corporación de Exportadores de El Salvador (Coexport), Silvia Cuéllar, afirmó que ante una guerra comercial entre Estados Unidos y China, además de crisis de precios en la materia prima, la única oportunidad que tiene El Salvador para aprovechar este mercado es diversificar su producción.
Los resultados
La directora de Tratados Comerciales del Minec, Margarita Ortez, explicó que, a pesar de existir oportunidades comerciales con aranceles a cero en diversos productos, las exportaciones salvadoreñas hacia Estados Unidos no superan los $2,600 millones, mientras las importaciones mantienen una tendencia cíclica de crecimiento.
El punto más alto de las exportaciones con destino a Estados Unidos fue el año pasado, cuando el país envió $2,624 millones, tan solo $806 millones más que los $1,818 millones exportados en 2005, antes de la entrada en vigor del CAFTA. Esto implica que en esos 13 años las exportaciones aumentaron un 44.3 %, “ni siquiera superando un 50 % de incremento”, afirmó Ortez.
La entrada de productos desde Estados Unidos, por el contrario, aumentó en más del 58.7 %, logrando un pico de $3,799 en 2018. Esta cifra incluye productos como maíz amarillo, harina de soya y materia prima para la industria textil, por lo que es crítica en la producción nacional, indicó la experta.
El saldo de Inversión Extranjera Directa (IED) creció además un 77.6 %, debido a que en 2005 rondaba los $1,359 millones, frente a los $2,414 millones que reflejó el año pasado. Estos flujos están enfocados a los sectores textil, financiero, servicios de llamadas a distancia, logística, energía y desarrollo de software.
En cuanto al uso que dan las empresas salvadoreñas al tratado, indicó Ortez, en 2006 solo un 52.9 % ocupaba los libres aranceles que componen el tratado, frente a un 82.7 % en 2018.