Este día finaliza un ciclo de 10 años por el que pasaron dos gobiernos e inició este 2019 una tercera administración del Ejecutivo, período en el cual si bien El Salvador logró avanzar en reducir la pobreza, el trabajo infantil y una mayor cobertura de servicios básicos, el país aún mantiene sus deudas históricas respecto a la educación, generación de empleo digno y un bajo crecimiento.
Dejando de lado el debate si este martes finaliza o no la segunda década del siglo XXI, con el cierre de 2019 se concluye en El Salvador un ciclo de 10 años por los cuales dos administraciones del Ejecutivo terminaron sus mandatos, la de
Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén. Aunque el Presidente de la República, Nayib Bukele, tomó las riendas del Gobierno en junio pasado, será hasta 2020 que cuente con su propio presupuesto.
La gran deuda de El Salvador sigue siendo su bajo crecimiento económico, pues en 10 años no logró superar la crisis de 2009 y mantuvo su cota por abajo del 3 %, muy a pesar que fue una de las principales promesas del anterior
Gobierno (2014-2019). Este lento desempeño se tradujo en una generación de empleos insuficiente para absorber la fuerza laboral, y reducir en mayor proporción la pobreza.
Los próximos 10 años serán claves pues el resto del mundo mira con lupa el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, una guía de acción de los países para alcanzar en una década la erradicación de la pobreza y un desarrollo sostenible.