Federico Fernández, director ejecutivo de San Julián, posa junto a una fotografía de su padre, Max Fernández, fundador de la compañía./ G.A.

La pequeña planta procesadora de leche que se construyó sobre un terreno lleno de piedras en 1985 constituye ahora una de las compañías más destacadas en el mercado salvadoreño, Agroindustria San Julián, especializada en la elaboración de quesos, procesamiento de carnes, café y frutas.


San Julián, que lleva el nombre del municipio donde se fundó y aún tiene su principal centro de producción, nació como un emprendimiento de Max Fernández con el apoyo de sus hijos. La familia Fernández se dedicaba a la comercialización de equipo para plantas procesadoras de leche, pero tras la reforma agraria perdieron el mercado y se quedaron con maquinaria.


En pleno conflicto armado, la familia decidió poner su propia planta procesadora de leche y así nació el 15 de enero de 1985 Agroindustrias San Julián S.A. de C.V. (Agrosania). “Mi padre fue duramente criticado por otros colegas diciendo que cómo un ingeniero agrónomo podía irse al pedrero, pero él sí tenía una visión diferente”, recuerda Federico Fernández, director ejecutivo de San Julián.


Esa pequeña planta ahora forma parte de un plantel agroindustrial de 47 hectáreas que también abarca una procesadora de alimentos para animales, una granja porcina y una finca de café en asocio con árboles frutales y forestales.


San Julián tiene su principal centro de producción en El Salvador donde procesa 50,000 litros de leche diarios que sirven para elaborar un portafolio de 40 productos en quesos y cremas.


La compañía también tiene una planta en Guatemala y exporta a Estados Unidos a través de la categoría de productos nostálgicos. Según el director, el 82 % de la producción se queda en el mercado salvadoreño y el 18 % restante se envía al mercado exterior.




Yo creo que la marca ha sido bien acogida por el consumidor. Creo que hay una presión porque haya una diversificación, yo sí veo a la marca crecer en otras familias de productos alimenticios, principalmente lácteos, yo sí veo los mercados también crecer principalmente exportaciones a Estados Unidos”.



San Julián genera cerca de 500 empleos en su centro de producción en Sonsonate./ Cortesía

Pioneros.


En 1990, la empresa comenzó a introducir quesos pasteurizados, cuando ni siquiera existía una legislación para este tipo de producción, y eso le permitió colocar productos en los principales supermercados.


En 1987 se fundó una granja de engorde para aprovechar los subproductos de la planta de leche. Una década después, en 1997, se realizó una expansión para la crianza de cerdos de alta genética.




La mitad de la producción de la granja porcina se destina para comercializar en cadenas de supermercados. /Cortesía

En 2000 comienza el interés por expandirse a Guatemala y en 2002 inician las exportaciones al país vecino, una operación que les permitió extenderse en 2006 a California, Texas, Florida, Washington y Nueva York, en Estados Unidos.


En 2008, la empresa se asoció con Grupo Aristos, lo que les permitió adquirir maquinaria y montaron una de las líneas más modernas de Centroamérica para elaboración de quesos mozzarella y se consolidaron como proveedores de grandes pizzerías de El Salvador.


En 2017, consolida su operación en Guatemala al abrir Tecnolac S.A., un nuevo centro de producción, que complementa la división en El Salvador y aprovecha el mercado étnico en Estados Unidos.











La empresa también invirtió en un biodigestor para depurar las aguas residuales de sus plantas y le permite captar el biogás para generar energía eléctrica en su planta de San Julián, Sonsonate.



Por esta trayectoria, la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI) le entregará a San Julián la próxima semana el Premio Emprendedor 2021, uno de los tres galardones que otorga la gremial en reconocimiento a empresas destacadas.