Nieto Parra es el director de la Unidad de América Latina del Centro de Desarrollo de la OCDE y este martes expuso en San Salvador sobre las perspectivas económicas para la región en 2019, en un evento organizado por la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades).
El experto explicó que a medida los países suben en la escala de ingresos surgen “nuevas trampas”, no porque sean novedosas, sino porque los efectos se intensifican. Esos desafíos se enmarcan en la institucionalidad, productividad, medioambiente y vulnerabilidad social, indicó.
Desde la OCDE la institucionalidad pesa más para América Latina, porque “sin buenas instituciones no podemos salir de las otras trampas” ya que en la región, continuó el experto, la norma imperante continúa siendo la heterogeneidad a nivel macroeconómico, con bajo crecimiento económico y un espacio limitado para la política fiscal expansiva.
La trampa institucional está estrechamente enlazada a la moral tributaria, entendida como la capacidad de los individuos de cumplir sus compromisos impositivos. Lo que “vemos es que más de uno de dos ciudadanos en América Latina justifican de una u otra forma el no pagar impuestos”, señaló.
Esto no está vinculado con altas tasas de imposición, por el contrario, se relaciona con una reducción en “la confianza” en las instituciones. El problema surge cuando el gobierno recibe menos ingresos fiscales y luego no se pueden financiar bienes públicos de buena calidad.
Más trampas
No es una novedad la baja productividad en América Latina, pero es “llamativo” que desde 1950 a la fecha “hemos perdido en ganancias” al pasar de representar un 80 % hace 60 años a 40 % en la actualidad.
En la trampa de la vulnerabilidad social, explicó el experto, se evidencia “una buena noticia” en reducción de la pobreza; sin embargo, en la región “tenemos cerca del 40 % de clase media vulnerable” y “en cualquier momento” puede volver a caer en este segmento.
En los últimos años la degradación del medioambiente se estrecha más con los modelos económicos y más que solo representar una trampa también es una amenaza al desarrollo, indicó Manuel Sánchez, director del Centro de Progreso Social de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN).
“Tenemos ciertos elementos que no son trampas tradicionales, son nuevos que emergen y que van a convertirse en restricciones al progreso social en nuestro país”, sostuvo, al tiempo que enfatizó que las presiones ambientales “que han sido menos limitantes a la fecha lo serán más en el futuro”.
Por su parte, el economista Luis Membreño remarcó en la necesidad que el nuevo Gobierno cuente con un plan estructural, en el que defina cómo enfrentará los desafíos para alcanzar el desarrollo social y económico.