Solo el 10 % de las mujeres dedicadas al agro en El Salvador es propietaria de tierras agrícolas, pese a su rol como jefas del hogar y encargadas de la alimentación, señaló la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Las mujeres salvadoreñas intervienen en la producción de alimentos y son un “pilar fundamental” en la agricultura familiar, además de ser las encargadas de las actividades domésticas y de crianza de los hijos, explicó Cecilia Velazco, coordinadora de género e inclusión social de la FAO.
Pese a estos roles, sin embargo, tienen mayor desventaja para acceder a recursos que le permitan generar ingresos para sostener a sus familias. Citando datos oficiales de El Salvador, Velazco detalló que el 58.7 % de los hombres es dueño de tierras agrícolas en la zona rural y un 15.08 % en lo urbano, mientras que las mujeres dedicadas a actividades agropecuarias son dueñas del 9.3 % de las tierras en lo rural y menos de 1 % en lo urbano.
El cambio climático implica escasez de recursos. Afecta profundamente a la mujer, en particular donde son esenciales para avanzar hacia el consumo y producción sostenible”.
Cecilia Velazco
Coordinadora de género e inclusión social de la FAO
“Por derecho ellas tendrían que tener mayor cantidad”, señaló Velazco durante su participación en un foro sobre el rol de las mujeres en la agricultura y el cambio climático organizado por la FAO, el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (Fiaes) y Catholic Relief Services (CRS).
Esta brecha también se observa en los propietarios de viviendas, donde los hombres tienen el mayor control con hasta el 54 % de las casas en la zona urbana y el 46 % está bajo el nombre de una mujer. “El caso más difícil es en la región rural” porque las mujeres son dueñas del 40 % de las viviendas y sus pares administran el 60 %.
Cambio climático afecta más a mujeres.
El cambio climático exacerba la brecha de género porque las mujeres son “desproporcionalmente más vulnerables a los efectos”, al encontrarse en condiciones económicas y sociales de desventaja para hacer frente a las pérdidas agrícolas y la falta de agua por su rol dentro de los hogares.
“¿Por qué impacta más a las mujeres? Porque las mujeres jefas de hogar poseen una inserción en el ámbito productivo más precario en comparación que sus pares masculinos”, además de enfrentarse a mayores limitaciones para acceder a recursos financieros y de tecnología, agregó la FAO.
Pese a su posición de desventaja, las productoras agrícolas juegan un “papel clave” para acabar con “el hambre y la pobreza”. “Las mujeres y las niñas en las zonas rurales son reconocidas como principales agentes de cambio y, al mismo tiempo, son más vulnerables al cambio climático”, recalcó Velazco.
Cuando hay pérdidas agrícolas por sequía o exceso de lluvia, ejemplificó la técnica de la FAO, las mujeres pierden uno o dos tiempos de comida porque priorizan la alimentación de sus hijos.
Jaime Tobar, de CRS El Salvador, consideró que tanto los hombres y mujeres sienten el cambio en el clima por igual, pero las pérdidas y daños se sobrecargan en las mujeres que deben hacer frente a los problemas de salud de los miembros de familia, quedan a cargo de los hogares cuando sus pares deciden migrar y también se ocupan de traer leña o el agua para la casa.
En términos de disponibilidad de agua, los efectos del cambio climático y disponibilidad del agua, son bastantes marcados entre hombres y mujeres, generado una carga mayor para las mujeres y los niños”.
Jaime Tobar
Experto de CRS El Salvador