La pandemia del covid-19 trajo consigo una acelerada -y sorpresiva- adopción del esquema de teletrabajo, una modalidad que si bien no es nueva, no estaba generalizada en la actividad empresarial salvadoreña.
Desde marzo, con el inicio de la aplicación de las medidas para frenar contagios del nuevo coronavirus, muchos empleados -principalmente de labores administrativas- han tenido que adecuar espacios en sus casas para laborar desde ahí y convivir con labores hogareñas y cumplir horarios y objetivos.
Alicia enfrenta el desafío de cumplir con una mayor carga en casa, junto con el trabajo, el tiempo se limita.
“Me beneficia porque estoy cerca de los niños, no gasto en transporte, pero también requiere de más atención”, explicó. Junto a la habitual carga laboral, se suma nuevas obligaciones como las que generan las clases a distancia para su hijo mayor, las que asegura le toman más esfuerzos.
Por su lado, Mónica Machuca, gerente senior de la firma EY, explicó que el marco legal que ampara el trabajo a distancia es la recién aprobada Ley de Regulación de Teletrabajo. Sin embargo, reconoce que las principales debilidades son los sistemas de control y supervisión sobre los servicios que están prestando los empleados desde su casa, los problemas de conectividad por capacidad instalada y los temas de ciberseguridad y confidencialidad de la información que ahora es manejada, en parte, desde un ambiente fuera de la oficina.
Las empresas han tenido que desarrollar manuales internos para la prestación de servicios por teletrabajo, ya que no se contaba con la reglamentación interna necesaria para operar de forma remota.
Teresita Obregón Navarro, consultora senior de People Advisory Services de EY, anadió que ante estos desafíos las organizaciones están tratando de reaccionar lo más pronto posible para conectar a sus equipos de trabajo ante la nueva normalidad y al mismo tiempo mantener los estándares precovid-19.
Añadió que, como primer paso, las empresas han procurado facilitar las plataformas tecnológicas para contribuir a una comunicación frecuente y fomentar el trabajo colaborativo, así como mantener la seguridad de la información. Como segundo punto, han prestado más atención a las necesidades de sus colaboradores, creando o fortaleciendo programas de bienestar (salud física, mental, espiritual).
Machuca explicó que la mayoría de empresas salvadoreñas han tenido que superar la resistencia que existía en un primer momento a esta modalidad y que se vieron obligadas a tomar las medidas necesarias para asegurar la continuidad en la prestación de servicios o en la atención a sus clientes.
Salud emocional y trabajo remoto
Nelson Morales, gerente general de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador (Camarasal), añadió no solo se limita a la ubicación desde la cual trabaja la persona. “No es que teletrabajo es simplemente porque lo hace desde casa y no en la empresa, el teletrabajo implica aspectos humanos, culturales, no es solamente aspecto tecnológicos”, dijo.
“Una de las primeras enseñanzas es que también implica aspectos emocionales, implica el desarrollo de nuevas habilidades blandas por parte de la persona, como por ejemplo, en tema de la autoregulación, es un tema importante porque las jornadas, por la experiencia más que todo de estudios que lo hacen en otros países que ya llevaban tiempo haciendo teletrabajo, es típico que en las primeras etapas, el trabajador no tiene todo el control de la jornada, pero poco a poco se debe lograr, encontrar un balance en la vida personal y profesional”, puntualizó.
El ejecutivo de la Camarasal cree que el esquema de trabajo a distancia llegó para quedarse. Más en “el momento en el que hablamos porque el nivel de incertidumbre es bastante alto, porque el nivel del tiempo que puede llegar a requerir, recuperar algunos de los elementos que llamábamos realidad, no es el corto plazo”, finalizó.