En el marco de su pulso comercial con Pekín, la administración de Donald Trump desveló este viernes una lista de bienes chinos que serían objeto de aranceles, a los que China ya había anunciado que respondería con represalias "inmediatas".
Trump anunció la imposición de aranceles de 25% sobre 50.000 millones de dólares de importaciones de productos chinos que "contengan tecnologías muy importantes en el plano industrial".
"Mi formidable relación con el presidente Xi de China y la relación de nuestro país con China son importantes para mí. Sin embargo, el comercio entre nuestras naciones es muy desigual, desde hace mucho tiempo", se justificó Trump en un comunicado.
El mandatario advirtió además que "Estados Unidos impondrá nuevos aranceles si China adopta medidas de represalia, tales como nuevas tarifas sobre bienes estadounidenses, sobre los servicios o los productos agrícolas".
"Estos aranceles son esenciales para prevenir otras injustas transferencias de tecnología estadounidense y propiedad intelectual hacia China, protegiendo empleos en Estados Unidos".
La fecha límite para publicar esta lista encuentraba a Trump en una disyuntiva diplomática: por un lado necesita a Pekín para que avancen sus esfuerzos en la desnuclearización de Corea del Norte, pero al mismo tiempo está enfrentado a todos sus aliados en una casi declarada guerra comercial.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, había intercambiado más temprano duras palabras con el canciller chino Wang Yi en Pekín, donde Wang exhortó a Washington a evitar una estrategia "perdedora" en el comercio entre ambos países.
"Si Estados Unidos adopta medidas proteccionistas unilaterales que afecten a los intereses chinos, entonces reaccionaremos de inmediato y tomaremos las medidas necesarias para proteger nuestros derechos e intereses legítimos", reafirmó Geng Shuang, portavoz de la diplomacia china, en rueda de prensa el viernes.
Pero según Dennis Wilder, un experto en el sudeste asiático de la Universidad de Georgetown, "asistimos a un proceso de negociaciones en el cual el equipo de Trump ha descubierto que el seguir presionando a China le trae cada vez mejores resultados".
Sobre esos 50.000 millones de dólares en productos, 34.000 millones serán gravados a partir del 6 de julio, precisó el Representante de comercio estadounidense (USTR) en un comunicado separado.
"El segundo lote" por 16.000 millones de dólares en importaciones provenientes de China "será sometido a un examen adicional" que incluirá un período de consultas y audiencias públicas, precisó el USTR.
La lista de productos "cubre 1.102 líneas de aranceles por un valor de 50.000 millones de dólares de valor comercial 2018", agrega el comunicado.
- Perplejidad china -
"Yo creo que los chinos están confundidos con las acciones de la administración Trump", dijo Nicholas Lardy, un experto en economía china del centro de investigación Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE).
Trump resguardó al gigante chino de las telecomunicaciones, ZTE, de las sanciones que en abril amenazaron con dejar a la compañía fuera del negocio, lo que provocó la indignación de algunos republicanos en el Congreso, y el mes pasado la Casa Blanca declaró una tregua en sus hostilidades comerciales con China, antes de cambiar de opinión semanas después y retomar el plan de los aranceles.
Analistas estiman que las decenas de miles de millones de dólares en aranceles que Washington se prepara para imponer a China suman una miseria comparado con el tamaño de las dos principales economías del globo.
Pero otros se preocupan por la señal que esa medida envía, y su potencial para dañar la economía mundial.
"Les estamos pidiendo que cambien completamente lo que son y estamos sacudiendo este palito en su cara", dijo Derek Scissors, experto en economía china del American Enterprise Institute.
Para él, quien se define como "crítico frontal de China en materia comercial", estos aranceles de 50.000 millones de dólares en productos "no cambiarán gran cosa".
Otros analistas señalan que los dos objetivos que persigue Estados Unidos, que China apoye un acuerdo Estados Unidos-Corea del Norte y que al mismo tiempo haga concesiones económicas, no son compatibles.
"El peligro que enfrenta Trump, si va demasiado lejos, es que China deje de presionar a Corea del Norte", afirma Lardy, ahora que Pekín ha restringido sus relaciones comerciales con el régimen norcoreano.