El regimen de Nicolás Maduro se vio obligado el viernes a declarar “emergencia económica”, en medio de la peor crisis de la historia venezolana, agravada especialmente por la dramática caída de los precios del petróleo, pero cuya causa primordial es el llamado “Socialismo del Siglo XXI”, una mezcla de populismo, intolerancia, confrontación de Estado contra la empresa privada y la búsqueda de aventuras de dominación política en América Latina.

Poco después Maduro apareció en la Asamblea Nacional a dar su informe de Gobierno y después de tres horas en que habló mucho y no dijo nada, tuvo que escuchar la réplica del presidente del parlamento, el opositor Henry Ramos Allup, quien magistralmente le dijo las verdades y desnudó el desastre en que el Socialismo del Siglo XXI ha convertido a Venezuela.

El país con las mayores reservas de crudo del mundo sufre una severa escasez de alimentos y medicinas, una inflación de más del 200% y un déficit fiscal de alrededor del 20%. Los chavistas se convirtieron en una casta privilegiada y millonaria, dilapidó millones de dólares financiando campañas electorales y partidos políticos afines en la región, pese a las necesidades de los venezolanos que hoy tienen que pasar horas para conseguir alimentos y artículos de higiene personal. El chavismo se acerca a su fin.