“La vida moderna con sus grandes avances tecnológicos, con sus espejismos de lujo y poder, jamás podrán competir con la belleza encerrada en la gota de rocío que pende de una flor de orquídea, ni el pincelazo más diestro reunir los colores del arcoiris con la maestría de la naturaleza, la sonrisa de los niños, las alas de una mariposa en pleno vuelo…”, este fue el pensamiento central que impulsó a José Luis Chávez Rivas para crear “Cantando al bosque”, una compilación de 56 sonetos que proclaman el riqueza encantadora de la naturaleza salvadoreña.
La gracia de elementos vegetales y animales como el cacao, el musgo, las ceibas, el bálsamo, el maquilishuat, los colibrís, los pericos, el sensontle y otros más, son descritos de manera espléndida en este libro del que se emitieron 1000 ejemplares en septiembre de 1994, por la imprenta y offset Ricaldone y que el autor espera, próximamente, publicar en Internet.
José Luis Chávez Rivas, Ingeniero Civil con más de 40 años de experiencia, dijo que su profesión contribuyó, en gran medida, a su amor por la naturaleza y las letras, pues le permitió conocer muchos lugares de El Salvador y, por ende, el deseo de describir todas las estampas de los paisajes que se guardaron en su mente: “Cuando empecé a hacer esto me preguntaba ¿Le pongo fotografías?, pero la fotografía lo hace evidente y quería saber si tenía la habilidad para que la gente identifique la imagen solo con mis palabras”, explicó.
Su estilo se ha forjado bajo la inspiración de escritores reconocidos a nivel internacional como Gustavo Adolfo Bécquer y Walt Whitman. Pero tampoco le resta importancia a la influencia de grandes literatos nacionales: “Me gusta Alfredo Espino y Roque Dalton. Los que mataron a Roque Dalton tienen una gran deuda con el pueblo salvadoreño porque no pudo escribir, todo lo que pudo escribir Roque. Yo fui amigo de Roque. Él escribía un panfleto que se llamaba “La pájara pinta”.