La Organización de las Naciones Unidas tomó a bien la iniciativa de 1982 del Comité Internacional de Danza en otorgar una fecha especial a dicha manifestación del arte, por lo que para honrar a la danza eligió la fecha del natalicio de del bailarín francés Jean-Georges Noverre como el Día Internacional de la Danza.

El objetivo de dicha fecha es homenajear a la danza como una disciplina de arte universal y diversa, reuniendo a todos los que han elegido esta forma de expresión corporal sin barreras culturales, políticas y étnicas.



  1. Billy Grimaldi


Desde pequeño sintió el gusto por el baile e inició su aprendizaje en la escuela de Mauricio Bonilla. Ahí aprendió ballet, danza contemporánea y ritmos populares, que hasta la fecha todavía sabe bailar. Asegura que, aunque se quedó enseñando freestyle, a él le gustan todos los estilos.

Grimaldi también estudió en Broadway Dance Center en Nueva York y allí conoció “el real hip hop: la mezcla de coreografías, la forma libre de montar bailes, dejar todo y expresar todo con movimientos y crear.”

Lo que disfruta del hip hop y el freestyle es que se cuenta con la libertad de crear pasos, gesticulaciones y expresiones, explica.
“Estas personas que se enfocan en un estilo, les recomiendo que un buen maestro o un muy buen bailarín tiene que ser versátil. Tiene que estudiar, tiene que conocer y tiene que aprender de todo”. Billy Grimaldi

Al enamorarse del hip hop sintió el deseo de traerlo y enseñarlo en el país, lo cual logró. Aunque al inicio de la fundación de su escuela en 2004, se topó con mucha negativa incluso de maestros que le decían que el baile urbano “era para gente de la calle” o para gente “sin técnica”.

Aunque recibió muchas ofertas para conducir programas de televisión, Billy Grimaldi siempre prefirió el baile, pues asegura: “¡El baile es mi vida!”.

El ocaso de su carrera: “Yo voy de bajada, ya estoy buscando retirarme”, y espera hacerlo dentro de dos años.



  1. María Alicia Mónico Rusconi


Alicia Rusconi lleva la danza en las venas, su abuela y su madre son bailarinas. Rusconi a partir de los dos años sintió gusto por la danza.

Después de cumplir con sus clases académicas, entraba tanto a sus clases de ballet como a la de otros grupos, a tal punto, que a los 14 años ya dominaba tan bien la danza que fue asistente de un grupo de baile liderado por su tía. “Tuve que trabajar mucho el orden y ser bastante disciplinada”, explica.

Un año más tarde, empezó a trabajar como maestra de baile, a sus 16 años daba clases en un colegio y a los 17 en un kinder.
“La danza es un conjunto de sentimientos y de musicalidad, de expresiones, de conocimiento teatral y la danza al ser un arte es para comunicar”. Alicia Rusconi

Además de estudiar ballet con su familia, lo hizo en la academia de Alcira Alonso y en Madrid e Italia.

Rusconi reconoce el valor da la danza en sus diferentes géneros:“La danza es un conjunto, no hay una mejor que otra y una te hace mejorar en la otra, son complementarias y es necesario que sean complementarias”.

Aunque ha tenido varias presentaciones exitosas tanto en el país como en el exterior, su mayor logro es dirigir la academia que fundó su abuela y continuar enseñando, además de ver a sus alumnos en escena.



  1. Julio Mejía


Empezó sus estudios en arte desde muy pequeño, y fue un alumno constante por 16 años. Aunque dice que se introdujo al mundo de la danza a través de las artes escénicas: “Primero, la curiosidad y luego el descubrir que había mucho que hacer con el cuerpo, fue lo que me hizo entender que era más difícil hablar con el cuerpo que con textos y con mucho de lo que se auxilia el teatro”. Fue entonces cuando comprendió que la danza era algo más complejo y fue con eso que se interesó en la danza contemporánea.

“No me veía con una carrera así, quizás fue más la vocación, la pasión y la verdadera formación”.

Dice que algo que lo ha fortalecido tanto personal como profesionalmente es siempre haber estado atento a lo que acontece en el país y que eso enriquece sus propuestas escénicas.
“El arte es el reflejo del ser humano en el escenario”. Julio Mejía

Mejía reconoce que en el país hay una mala concepción sobre la danza: “Que si no tenés el cuerpo perfecto no podés bailar, si ya estás vieja no podés bailar”.

Entre los beneficios que destaca de la danza son el desarrollo de muchas capacidades del ser humano: psicomotricidad fina, gruesa, ubicación en el espacio y para mejorar la mala alimentación.