La 4a. Calle poniente de San Salvador bien podría ser considerarse histórica, porque ella acoge a los expertos de los relojes, es “el portal de los relojeros”. En ella se encuentra Salvador Benjamín Rosales Jiménez, lleva más 25 años de dedicarse a la reparación de relojes.
Para él aunque muchos de las nuevas generaciones prefieren ver la hora en sus celulares, “aún hay muchos que mantienen la costumbre” de usar reloj y que periódicamente los llevan a mantenimiento.
“Muchas personas tienen la idea de que esto ha ido en decadencia, porque están usando teléfono, pero hay muchas personas que no quieren sacar un teléfono en el bus porque les da miedo sacarlo”, explica Rosales.
Durante los años que lleva trabajado, ha dado mantenimiento a una gran cantidad de estilos de relojes, desde sencillos y de bajo costo hasta algunos muy difíciles de encontrar en el país. Esos relojes sofisticados, asegura que solamente los vio en décadas de los 60 y 70, y que muchos de esos podían costar más de 300 colones de aquella época, como los Tissot, Seita, Lanco y otros.
Lustradores de zapatos
Asimismo, hay otro oficio que se niega a desaparecer, es el de los lustradores de zapatos.
Años atrás era muy común ver el histórico portal y sobre la plaza Libertad a varias personas dedicadas a dicha labor.
Don Esteban Juárez, es un claro ejemplo de que el oficio sigue activo. Don Esteban trabaja recorriendo las calles del gran San Salvador buscando a quien poder lustrarle los zapatos, de lunes a viernes, quienes en su mayoría son personas de avanzada edad.
Lleva laborando en dicho oficio por casi 40 años y manifiesta que nunca pensó en cambiar su oficio.
Asegura que el mayor desafiante para él y sus colegas son los zapatos tenis, “ese zapata nos ha venido a bajar el trabajo a nosotros”, explica.
Juárez cuenta también que antes era más la cantidad de personas que buscan a los lustradores de zapatos y que actualmente los jóvenes son quienes menos lo buscan.