Muy lejano a la visión de la sofisticada e inaccesible editora de moda de Vogue, Miranda Priestly (Meryl Streep) en la película “El diablo viste a la moda”, José Forteza, editor senior de Vogue y GQ México/Latinoamérica, en la vida real, llegó a El Salvador -la semana pasada- y mantuvo ameno conversatorio con la prensa luciendo look muy relajado, dando una cátedra de sencillez y elocuencia.

El principal motivo de su visita fue presenciar el Mercedes Benz Fashion Week, en El Salvador, la pasarela más importante donde desfilan las últimas tendencias de los diseñadores nacionales e internacionales, pero aprovechó de brindar sus opiniones sobre esta industria en la región.

“Julio Cortázar estaba muy en lo cierto cuando habló que somos una región colorinche, pero hablando de Cortázar, es muy curioso que hay algo que se refleja en todo su discurso literario, cuando hace el orden dramatúrgico de sus novelas. Agarremos “La Rayuela”. Hay que pensar en nuestra moda como una Rayuela, donde cada capítulo puede estar disparatadamente ubicado, pero al final es un todo muy orgánico”, opinó Forteza sobre lo que está ocurriendo con las corrientes estéticas en Latinoamérica que se han caracterizado por la exageración, pero que actualmente está siendo impregnada por un estilo más minimalista.

Sin embargo, para el periodista que además ha sido representante artístico y productor de 15 discos de jazz, en su mayoría, y de pop latino con diferentes artistas, asegura que la moda no debe servir para que las personas se sientan menos o excluidas por como lucen, pues es parte de una concepción de identidad personal: “Mi concepto de moda es, justamente, la manera que tú tienes para demostrar tu personalidad. Yo no soy un tipo de tendencias. Las personas deben vestirse de una forma en la que se sientan cómodos y de esa manera -aunque no lo racionalicen- están mandando un mensaje de cuál es su estado anímico y qué es lo que quieren decir. Hay otros que se sienten cómodos usando las tendencias. Las dos formas son válidas. No hay razón para sentirse excluido”.

Por otra parte, exaltó la labor de los influencers y bloggers, pues opina que “son una fuente interesante de información por cómo ellos interpretan y hacen que, lo que sale de las pasarelas, vaya a las calles, es decir, a la gente real”.

Y contrario al temor que pueda existir por la absorción de los medios impresos, por las nuevas tecnologías, aseguró que la sobrevivencia de éstos depende la profundidad de análisis. “Porque lo que está demostrado que todos los artilugios de los que disponemos hoy, desde una tablet hasta un teléfono, o un ordenador, es para que la gente reciba la información inmediata, pero la apuesta de los medios impresos es la profundidad”, y añadió: “Hay que agregarle, además, un elemento que no podemos olvidar y que es el aspiracional. Hay títulos, sobre todo, en nuestra región, que para la gente es un símbolo de estatus tener determinadas revistas o medios impresos en su cotidianidad y, además, que todo el mundo se entere que los tienen.”