¿Volveremos a ver a esta exactriz estadounidense de 36 años con un par de jeans desgarrados, en mini-short o con un amplio escote, como hizo en el pasado?
A modo de aperitivo de lo que le espera, Meghan Markle ya salió de las redes sociales, donde a veces aparecía en poses sexis, despeinada, como una mujer de su tiempo, pero no como una representante de la casa de Windsor.
Al unirse al príncipe Enrique, nieto de la reina Isabel II, se casa con una institución, la familia real, cuyas tradiciones seculares organizan con más o menos autoridad la vida de sus miembros, incluida su forma de vestirse.
“El código de vestimenta real es muy tradicional, sobre todo cuando los miembros de la familia cumplen con sus deberes reales”, destaca Grant Harrold, exmayordomo de la familia real, en declaraciones a la AFP.
Pero eso no es todo: la estadounidense deberá acostumbrarse a las medias de color carne o neutro, olvidar los esmaltes de uñas excéntricos y no llevar vestidos por encima de la rodilla, explica Grant Harrold.
“Diferente”
La exactriz, una apasionada de la moda, lució durante un tiempo un “look” desenfadado de californiana, cómoda con unos shorts y unas sandalias, que luego evolucionó, especialmente a través de la serie “Suits”, donde tenía el papel de una asistente jurídica.
“Tiene un estilo moderno y a la moda, al tiempo que destila una elegancia clásica”, describe Christine Ross, redactora jefa del blog “Meghan’s Mirror”, dedicado a la joven estadounidense y a su armario.
“Está claro que aportará un cambio, energía y juventud” a la familia real, afirma. “Es muy diferente a otros de sus miembros, al ser estadounidense y tener una educación diferente”.