La idea del personaje fue instantánea, pero encontrar un nombre fue mucho más complicado, confesó Stan Lee, que en un primer momento dudó entre el hombre mosca y el hombre mosquito.
“El nombre ‘Flyman’ no parecía bastante espectacular. Entonces pensé en Mosquit Man y luego pronuncié Spider-Man y eso sonaba realmente bien”, recordó el padre del Hombre Araña.
El artista, que quería innovar, había imaginado que el héroe sería un adolescente con “muchos problemas personales”.
“No tendría dinero suficiente, viviría con su tía enferma, de la cual tendría que ocuparse, y, además, tendría que combatir a los malos”, dijo Lee, al recordar la primera vez que le presentó el proyecto a su jefe.
“Stan es la peor idea que he escuchado”, le respondió el editor. “Un superhéroe es evidentemente un adulto que no puede permitirse tener problemas”, recordó Lee que le dijo el editor.
Además “la gente detesta a las arañas: ¡nunca se llamará Spider-Man!”, agregó el editor, según recordó Lee.
Sin embargo, Lee fue autorizado a deslizar a su personaje en el último número de un periódico condenado a desaparecer.
“Sólo para divertirme, para sacarme las ganas, incluí a Spider-Man en ese último número y no volví a pensar en él”, contó Lee.
“Un mes más después, cuando se conocieron las cifras de venta, mi jefe vino corriendo y me dijo: ‘¿Recuerdas ese personaje que nos gustaba tanto a los dos? Hagamos una serie”, recordó con ironía.