“Creí que había caído una granada. Se me vino a la mente que en la zona hay militares y soldados, pensamos que era un enfrentamiento”, asegura Juan Carlos Carpio, quien en la colonia San Antonio reside a una cuadra de la distribuidora de gas que estalló el pasado viernes y que provocó tres muertos y casi una veintena de heridos.

Como Juan Carlos, los habitantes de la calle al Volcán, tanto en la colonia San Antonio como los edificios Inpep y condominios 400, escucharon el estruendo y salieron de sus casas a buscar a sus seres queridos. Vidrios, puertas y techos estallaron a 100 metros del punto de venta, debido a la onda expansiva ocasionada por la detonación de cuatro cilindros.

Ayer, los vecinos intentaban retomar su vida este fin de semana reparando sus casas; mientras el Ministerio de Salud (Minsal) desarrollaba una jornada médica para atender a los usuarios de la unidad de salud de Zacamil, cerrada por daños en su infraestructura.

La ministra de salud llegó ayer a la zona de la explosión, en una jornada médica. / D.G.


La doctora Liz Granados atiende a los habitantes de Mejicanos, algunos con heridas menores o controles pospuestos por la tragedia, a pesar de haberla vivido en carne propia. Su tía, identificada como Teresa, se transportaba en la Ruta 23 que fue impactada por la explosión, y aún se encuentra en la unidad de cuidados intensivos (UCI) del hospital Rosales.

“Hay que ayudar a otras personas, yo sé que también sufren por este percance en la comunidad”, aseguró.

 

Algunas familias reparaban los techos de sus viviendas, luego de ayudas. / Fotos: Diego García