Los miembros de la banda elegían el vehículo que les gustaba para robarlo y luego venderlo a precio bajo. / DEM


Penas de 16 a 61 años de cárcel fueron impuestas a siete integrantes de una banda de hurto y robo de vehículos, por el Tribunal Quinto de Sentencia de San Salvador que operaba en tres departamentos del país.

En el fallo se determinó que fueron 27 víctimas a quienes la estructura les hurtó y robó los automotores y la clave en el juicio fue la declaración del testigo criteriado “Géminis” quien narró la forma en que la banda ejecutó cada uno de los hechos y la participación que tuvieron los integrantes de la banda antes, durante y después de cada suceso.

La mayor cantidad fueron hurtos perpetrados entre los años 2012 y 2013, pero también se conoció de robos, por los que fueron condenados Hugo Pérez Martínez a 16 años, Víctor Manuel Alcona a 10, mientras que Israel Molina, Alfredo Hernández Viana y Juan Alfaro Valle, deberán permanecer ocho en prisión.

El caso fue conocido por los tres jueces que integran el referido tribunal, quienes escucharon los testimonios de las víctimas y analizaron además la prueba documental y pericial que se incorporó al expediente penal.

El testigo “Géminis” dijo que en el año 2013 realizaron más de 20 hurtos en ciudades como Santa Tecla, Soyapango, San Salvador y Santa Ana.

Los miembros de la banda nunca contaban con un plan específico del lugar y la víctima a quien iban a hurtar o robar.

Los días de los hechos, salían para reunirse en puntos específicos de los municipios antes indicados y comenzaban a recorrer las principales arterias con el fin de buscar un automotor que a ellos les gustara.

Una vez encontraban el carro que a la banda le interesaba, comenzaban a verificar que el propietario no estuviera cerca para luego abrirlo con llaves similares a las originales y trasladaban los automotores hasta talleres del municipio de Mejicanos para venderlos a precios muy bajos.

Casi todos los vehículos fueron vendidos entre los $300 y $350 ya que a los propietarios de los talleres automotrices se los ofrecían en $400 y, una vez hacían el negocio, esos carros eran desmantelados y vendidos en piezas de repuestos usados, según lo expresó el testigo criteriado.