Un conductor Uber se escapó que lo matara un grupo de pandilleros del barrio 18 de la colonia Santa Eduviges en Soyapango, tras armarse de valor y hablarle a sus compañeros taxistas y estos alertaron al 911

Según Fiscalía, la víctima identificada con la clave “Caimán” había discutido hasta llegar a un forcejeo con el palabrero o cabecilla del barrio 18 de Soyapango.

Poco después, un grupo de pandilleros de la colonia Santa Eduviges, en Soyapango, que también departían en ese restaurante, privaron de libertad al taxista y le ordenaron, en esa condición, que los llevara a su casa en Santa Eduviges, Soyapango.

El taxista era conocido de algunos de ese grupo de pandilleros y accedió a llevarlos. Ya en casa de los pandilleros, el cabecilla hace una llamada telefónica a los raptores, en la que ordena que lo asesinen y que lo desmembren.

Los imputados se negaban a aceptar esa orden, pero el palabrero insistía que sí no lo hacían ellos, él lo haría.

Ante esa orden, los subordinados ataron de pies y manos al taxista y le “anunciaron que lo matarían por haberse peleado con el palabrero”.

Pero los raptores se fueron a dormir, lo que aprovechó la víctima para desatarse y alertar a sus compañeros de que estaba privado de libertad en una casa de "destroyer" y que le habían dicho que lo asesinarían y luego lo desmembrarían.

Los demás taxistas alertaron al 911 y gracias al GPS del vehículo y la vivienda, los agentes policiales ubicaron la casa donde estaba cautivo la víctima.

Sus compañeros “Uber” también acompañaron a la Policía a la casa de cautiverio; al ingresar a la vivienda, varios pandilleros huyeron por los techos de las casas, pero tres de ellos fueron capturados.

El juicio


En ese momento, la víctima fue identificada por sus compañeros y avisan a los agentes policiales, “y el taxista confiesa a los agentes que esos sujetos lo tenían privado de libertad y que lo querían matar, que lo tenía amarrado y le habían dicho que lo iban desmembrar, por lo que proceden a la respectiva captura en flagrancia de los sujetos”, afirmó la fiscal del caso.

Los imputados fueron identificados como William Reynelson Ortiz Alvarado, Doris Vanessa Bonilla de Guevara y Henry Arturo Guevara Mejía; los dos primeros por intento de homicidio agravado y el último por agrupaciones ilícitas.
Pedimos 15 años, la pena máxima por el intento de homicidio y 5 años por agrupaciones ilícitas". Fiscal del caso.

En el proceso judicial, la Fiscalía afirmó que no se contó con el testimonio de la víctima clave "Caimán" porque se vio en la necesidad de salir del país dada las amenazas que recibió de las pandillas.

Sin embargo, Fiscalía presentó pruebas como acta de inspección del lugar de los hechos, álbum fotográfico en el que se denota que el taxista estaba privado de libertad en una casa de destroyer, cronología de eventos que concuerda con las declaraciones de los agentes captores.

La defensa


Uno de los defensores, Carlos Ernesto Quiteño, rechazó el planteamiento de la acusación tras manifestar que la actitud de su defendido, William Reynelson, no fue homicida porque sí bien el cabecilla le ordenó que matara al taxista, el buscó la forma de calmarlo.
En ningún momento eso se puede interpretar como un dolo o intención de matar a la víctima. Hay que reconocerlo, pandilleros sí son, pero en el memento de la orden, William Reynelson era 'Cuate' de la víctima". Carlos Ernesto Quiteño, defensor.

“Mi cliente no tomó la decisión de privarlo de libertad, y si lo hubieran querido matar, cuando lo tenían amarrado lo hubieran agarrado a patadas, asesinado o tomado por el cuello, ese es homicidio tentado”, afirmó Quiteño.

Este jueves 18 de febrero, los tres imputados enfrentaron el juicio en el Tribunal Sexto de Sentencia y a pesar de que la Fiscalía los procesó por intento de homicidio agravado y agrupaciones ilícitas; la jueza cambió el delito por uno menor “privación de libertad” y los condenó a cuatro años de prisión, asimismo los absolvió por el delito de agrupaciones ilícitas.