"Me cortaron mis manos, pero no mis sueños", son las palabras que Karla María Castellón Mejía, una joven que a sus siete años personas desconocidas, le cortaron sus dos manos y le quitaron la vida a su madre, dedica al diputado Reynaldo Carballo, quien cumplirá uno de sus más grandes sueños.
El legislador, a través de su red social Facebook relató parte de la conmovedora historia de Karla, a quien con ayuda sus familiares, su cuñada, hermano y sobrinos logró salir adelante. La joven migueleña continúo con sus estudios y este año se graduó de noveno grado del Complejo Educativo Hacienda Cantora de ese departamento, donde es muy querida por los maestros y alumnos.
"A tan corta edad, ella no entendía por la situación que estaba pasando, ¿por qué les habían hecho ese gran daño?. Karla tan solo quería jugar a las muñecas como las demás niñas de su edad, recibir un abrazo, una caricia de su madre, abrazos y cariño que ya no pudo recibir NUNCA MÁS", relata el diputado en su escrito, en el que agrega las adversidades que Karla enfrentó para poder salir adelante.
A pesar de las limitaciones de no tener sus dos manos, no fue dificultad para que Karla, no solo estudiará sino también tratara de hacer una vida normal, pues ella hace los quehaceres, lava, cocina, barre y hasta hace tortillas, señala el relato.
Al mismo tiempo que destaca que, a lo largo de su vida como estudiante ha sido motivada no solo por su familia, sino también por una de sus maestras de literatura, la señora Juventina Benítez.
La joven necesita una prótesis movible en su brazo izquierdo, y en el brazo derecho una prótesis estética, las cuales, serán proporcionadas por el diputado.
Asimismo, el legislador indicó que otro de los sueños que tiene Karla es ser Psicóloga, para dar charlas motivacionales y contar su historia a los jóvenes, para poder ayudarles.
"Decirles que muchas veces lo tienen todo en la vida, que tienen a sus padres vivos y están frustrados, y no quieren estudiar, ni prepararse, que tienen que aprovechar todas las oportunidades que les brindan sus padres, ya que muchas veces no las saben valorar", afirma Karla.