“No todos los imputados están acusados de agrupaciones ilícitas porque algunos ya fueron condenados por el mismo delito en el mismo periodo en hechos distintos que el testigo los ha mencionado”, afirmó el fiscal.
Los homicidios ocurrieron en el municipio de San Bartolomé Perulapía en Cuscatlán, todas las víctimas fueron atacadas con arma de fuego; a una la mataron el 2 de noviembre de 2015, casi saliendo de enflorar en un cementerio de la localidad.
“A esa persona ya la tenían controlada por pertenecer supuestamente a una banda de asaltantes y eso estimaban ellos, que estaba calentando la zona y eso les perjudicaba pues la Policía realizara más patrullajes”, explicó.
El segundo caso fue contra un pandillero que consideraron un “testigo criteriado” o con beneficios penales; dos más los asesinaron en momentos que se movilizaban en una motocicleta por la zona en estado de ebriedad; y se cayeron de la moto y aprovecharon para ultimarlos.
El cuarto caso fue porque la víctima vendía agua envasada en San Bartolomé Perulapía y era considerado rival del barrio 18, a eso se sumó que sus compinches habían matado a un MS, para asesinarlo.
La investigación arrancó en 2015 y culminó a principio de 2018 por colaboración del imputado con beneficio penal que narró cómo ocurrieron esos asesinatos.
Como prueba además del testigo criteriado, Fiscalía dijo tener evidencia científica como balística, autopsias, albúmenes fotográficos.
En el caso de la privación de libertad, no se encontraron los restos de la víctima “ni se pudo determinar si se trató de un homicidio, aunque la lógica nos lleva a pensar que su rapto fue con ese fin”, afirmó el fiscal.