Una estructura de 16 integrantes de la Mara Salvatrucha que operaba en San Bartolomé Perulapía, San Pedro Perulapán en Cuscatlán y San Martín, al oriente de San Salvador, fueron condenados a penas de tres y 83 años de prisión, tras ser hallados culpables por el Juzgado Especializado de Sentencia "B" de cinco homicidios, privación de libertad y agrupaciones ilícitas.
Hemos tenido una resolución en la que la jueza ha considerado varios elementos probatorios que trajimos entre ellos la declaración del testigo criteriado, más la prueba pericial y documental, lo cual arribó a una sentencia condenatoria contra 16 sujetos”, afirmó el fiscal del caso.

Nueve imputado fueron condenados a tres años por agrupaciones ilícitas en un procedimiento abreviado que fue reemplazado por trabajo de utilidad pública, otros ochos, además de ese delito fueron condenados por homicidio a 20 años de prisión por cada caso.

Otros dos fueron condenados a 13 años y cuatro meses de prisión por haber participado en los hechos en su condición de cómplice no necesario.

La pena mayor en este juicio recayó en Carlos Henrique Pichinte Javier, tras haber sido hallado responsable de cuatro homicidios y agrupaciones ilícitas.
Se le logró comprobar que fue quien disparó contra las víctimas junto a otros, por lo que la jueza le impuso 20 años por cada caso y 3 por agrupaciones ilícitas, en total 83 años”, dijo el fiscal.

Pichinte no tenía mayor jerarquía dentro de la clica que operaba en San Bartolomé Perulapía pero sí “se destacó en el juicio por sus asesinatos”.

Las personas fueron ejecutada por diferentes motivos, una porque pertenecía a una banda de robo de vehículos, lo que estimaron que afectaba sus intereses, ya que por buscarlo a él, la Policía frecuentaba la zona.

Otra víctima fue asesinada por considerarla que era “testigo criteriado”, al verificar esto no era cierto. A otros dos los ultimaron por ser de zona contraria a ellos. Los asesinatos fueron cometidos en mayo y septiembre de 2015, otros dos en el 2018.

En uno de los casos, le siguieron los pasos a la víctima el 2 de noviembre, Día de los Difuntos y lo esperaron afuera del cementerio para darle muerte, le propinaron entre diez y 15 disparos.

En otro caso, dos jóvenes en moto se cayeron por andar bajo efecto del alcohol, de eso se aprovechó esa estructura y los fue a recoger no para auxiliarlos, sino para irlos a matar.

El testigo criteriado ilustró cada uno de los hechos que se atribuyeron a los 16 imputados, que al compararlo con otras pruebas resultó que coincidían, de ahí que fue la prueba contundente para que la jueza dictara condenas para los encartados.