Testigos afirmaron en el juicio que la víctima se encontraba en su casa, en las orillas de su terreno cuando llegó el hijastro, Argueta Amaya, a reclamarle por haber desviado la cuneta que él construyó para desagüe.
La víctima le respondió que su terreno no era laguna para echar agua. El imputado le advirtió que volvería a hacer de nuevo el desvío del agua y que no le fuera a botar el trabajo.
La discusión siguió al punto que la mujer le respondió que sí volvía a construir la cuneta en dirección a su propiedad llamaría a la policía. En un acto de intolerancia, Argueta Amaya la atacó con un corvo, y le provocó heridas en diferentes partes del cuerpo que le causaron la muerte.
El Juzgado Especializado de Sentencia para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres de San Miguel, fundamentó el fallo condenatorio en la actitud misógina que mostró el hijastro y le impuso la pena de 30 años de prisión y tendrá que pagar a los familiares de la víctima $2,000 en concepto de responsabilidad civil.