El primer día de noviembre, una masacre dejó al menos cuatro personas asesinadas en San Julián, Sonsonate. / Óscar Machón.


Las estadísticas preliminares de la Policía Nacional Civil indican que diciembre cerró con 104 homicidios hasta los últimos momentos y esto se traduce en unas 1,325 muertes violentas al cierre del año 2020; una reducción del 44 % de los crímenes, respecto al 2019.

Parte de esas estadísticas incluyen 13 policías asesinados durante al 2020 y más de 30 días sin homicidios.


El confinamiento por la pandemia de covid-19 influyó en la disminución de más de 1,000, aunque el gobierno insiste que es el resultado de la efectividad del Plan Control Territorial.

Los expertos sostienen que la pandemia marcó un antes, durante y después a la cuarentena domiciliar obligatoria por tres meses que el gobierno impuso para frenar la ola de contagios.




Para las autoridades de Justicia y Seguridad Pública esta reducción es el resultado favorable de la puesta en marcha del Plan Control Territorial que desarrolla la PNC y el Ejército, primero en 22 municipios priorizados por sus niveles de criminalidad desde el 20 de junio de 2019, a pocos días de que el presidente Nayib Bukele asumiera las riendas del país.

Las acciones del plan, aseguran las autoridades, han significado abundantes capturas in fraganti, por orden administrativa de detención (de Fiscalía) y órdenes judiciales (jueces); entre ellas destaca la desarticulación del tercer grupo de exterminio, grupos que podrían ser responsable de más de 1,000 asesinatos.

La consultora nacional e internacional en temas de seguridad pública, Jeannette Aguilar, discrepa con la versión oficial de la reducción de homicidios, tras establecer que gran parte de los asesinatos son cometidos en los municipios del Plan Control Territorial.
Allí se han mostrado los niveles mayores de muertes violentas en relación con los que no fueron priorizados y que no reportan ninguna intervención, reflejan reducciones más significativas”. Jeannette Aguilar, analista de seguridad.

“Todas las acciones de combate a la criminalidad forman parte del Plan Control Territorial, la estrategia de seguridad pública que ha arrojado excelentes resultados en bajar más del 50 % los índices delictivos como homicidios, extorsiones, hurtos, robos, secuestros, entre otros, desde su implementación el pasado 20 de junio de 2019”, reza un informe del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública.

Sin embargo, la oposición política al Gobierno y sectores académicos señalan que la disminución de los homicidios está ligada a un supuesto pacto con pandillas que con cada uno de los Gobierno se ha venido institucionalizando.

A juicio del experto en temas de seguridad pública, Ricardo Sosa, los meses de enero y febrero mostraron una clara tendencia a la baja con relación al año 2019, aún con la gestión de siete meses de la administración del presidente Nayib Bukele, incluso en febrero ya se registraba el primer día con cero homicidios.

Con la llegada de la pandemia del covid-19 en marzo se registró una disminución abajo de 100 asesinatos en El Salvador.

El Observatorio Universitario de Derechos Humanos (OUDH) de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) hace su propia lectura del comportamiento de la violencia durante y después de la cuarentena domiciliar. Estima que en la primera mitad del año, los índices de algunos delitos como homicidios y desapariciones, reflejaron reducción.

Aguilar coincide con el OUDH, a partir de marzo en que se da una caída importante de los asesinatos, pero en abril se revierte esa tendencia, al pasar de 66 hechos violentos a 145, aunque en mayo y junio las cifras de la violencia vuelven a descender entre 66 y 69 hechos violentos respectivamente.

Sosa es del criterio que en el “periodo del confinamiento domiciliario se registró un descenso en el número de homicidios en sede fiscal y policial, excepto el mes de abril 2020 en donde los grupos criminales y pandillas incrementaron los asesinatos, convirtiéndolo en el mes más violento de enero a septiembre y que les trajo consecuencias en los centros penales”.

En julio cambia la tendencia


El informe del OUDH deja establecido que a partir de julio, los homicidios y las desapariciones se mantuvieron a la baja por el encierro casi total de los salvadoreños en el segundo trimestre del año, luego de la reactivación económica, “han experimentado aumentos que, aunque no son pronunciados, en algunos casos vuelve paulatinamente a los índices anteriores a la pandemia, o incluso mayores”.

Sosa interpreta ese comportamiento “con la reapertura económica, en que se activa el comercio formal e informal; los ciudadanos se encuentran en la calle, los criminales y delincuentes también; hay dentro del mundo criminal cuentas que cobrar por diferentes circunstancias y se comienzan a incrementar los homicidios y delitos, pero por debajo del año 2019, incluso ya en pleno desarrollo de la economía y en temporada alta de comercio de fin de año noviembre y diciembre 2020 se encuentran por debajo de 100 homicidios mensuales”.

En ese periodo fueron asesinadas 373 personas: 116 muertes en julio, 125 en agosto y 132 en septiembre, cifras que se traducen en un promedio de 4.1 muertes diarias.

Comparado con el primer trimestre que hubo 308 homicidios (promedio diario de 3.38) y el segundo 280 (promedio diario de 3), el tercer trimestre refleja una leve alza de asesinatos, aunque comparado con el año anterior representaba 59 hechos violentos menos, equivalente a un 13.65% de disminución.



Feminicidios y agresiones sexuales incrementaron


La consultora independiente, Jeannette Aguilar, afirmó que llama la atención que a pesar del confinamiento absoluto el promedio de denuncias por desapariciones, 3 por días, no haya bajado. “Sobre todo desapariciones de mujeres y que además, los feminicidios hayan incrementado así como muertes violentas de mujeres al inicio de la cuarentena", dijo.
“Pareciera ser que la dinámica criminal más pública, más asociada a los fines de lucro se modificó como el caso de las extorsiones y los homicidios que cayeron en marzo; otras dinámicas relacionadas con la violencia social o violencia de género se disparó a partir de lo que han señalado las organizaciones feministas; que las mujeres permanecieron confinadas con sus agresores y eso se tradujo en mayores niveles de agresiones, más abusos sexuales de niñas entre 10 y 19 años y que fueron revelados en la cantidad de controles de embarazo en el Ministerio de Salud”. Jeannette Aguilar, analista de seguridad.

Agregó que esos niveles de violencia se dispararon ante la inacción y la falta de respuesta del Estado con el sistema de protección a víctimas de la violencia y que se reanudó hasta después del 24 de agosto.

El OUDH en su informe del tercer trimestre de 2020 (julio – septiembre) caracteriza ese periodo “por el paso de un escenario nacional cooptado por la estrategia gubernamental del cierre de la economía y la cuarentena domiciliar, a un escenario de total reapertura socioeconómica debido a la finalización de la vigencia, en el mes de agosto, de los decretos que limitaban el derecho a la libre circulación”.

“El último semestre la tendencia ha sido a la alza puesto que en agosto se tuvo 125 homicidios, septiembre 132 y octubre registra la cifra mayor en todo el año de 155; en noviembre los niveles vuelven a reducir a 96 casos, hemos tenido un periodo de fluctuación constante con bajas y altas significativas que suelen ser sospechosas porque en eso de comportamiento típicos de los homicidios bajan pero no de manera muy significativa, salvo cuando hay factores exógenos que inciden en tasa de letalidad”, afirmó la especialista.

A criterio de Sosa, los niveles de violencia a fin de año cambian porque “los crimínales, delincuentes de crimen organizado y delincuencia común no han desaparecido de El Salvador, sus víctimas principales es la población a quien siempre tratarán de robarles, hurtarles, extorsionarles, estafarles, hacerles daño; y además existen luchas de poder internas en los grupos del crimen organizado que generan purgas y con ellas incrementan los homicidios. A pesar del incremento El Salvador cierra con su mejor año en tasa de violencia homicida en 199 años de República y por debajo del nivel de tasas homicidios en América Latina y por primera vez por debajo de 1,400 muertes violentas”.

En esa misma dirección se expresó la consultora Aguilar, tras manifestar que de continuar con el comportamiento en el último semestre El Salvador cerraría el año 2020 con la tasa más baja de la historia reciente entre 19 y 20 homicidios por cada 100,000 habitantes.
“Esto, aunque en términos históricos constituiría la tasa más baja del periodo en que ya hay registros de país. Yo lo he dicho en los últimos diez años que la reducción de homicidios en los últimos años podría ser ficticia al no reflejar de manera fidedigna el dato efectivo de mortalidad violenta como sucede en otros países”, aseveró Aguilar.

La especialista fundamenta su duda en los asesinatos y ocultamiento de cadáveres que se ha convertido en una práctica institucional por parte de pandillas, otros grupos delincuenciales e incluso de la Policía.

El ocultamiento de cadáveres está estrechamente vinculado a las desapariciones; en el que, si bien hay denuncias, no son todos los casos que llegan a los registros oficiales, “porque hay menos disposición de las personas a denunciar por temor, represalia y porque hay coparticipación o mediación de agentes policiales”.

Sólo en el primer semestre de 2020 las autoridades reportaron más de 800 desaparecidos en el país, un número elevado pese a la de falta movilidad que tenían los salvadoreños.

El Observatorio Universitario de Derechos Humanos destaca que en el 2020 se desarticuló el tercer grupo de exterminio que también podría incidir de alguna manera la reducción de homicidios en el año.