Los mismos pacientes tuvieron que detener a los conductores para no ser atropellados, a falta de presencia policial. / DEM


Con unos carteles que dibujan el sistema urinario y mantas donde se lee: “La salud es un derecho, no un negocio”, los pacientes con insuficiencia renal se reunen frente a la entrada principal del hospital Rosales. La preocupación se aloja en su rostro, y es que en el hospital escasean los insumos de un tratamiento que para ellos son gotas de vida.

La semana apenas a la mitad -miércoles 17 de mayo-y el reloj apunta las 8:30 de la mañana; a paso lento recorren desde la plaza de la salud, hasta la calle Arce, donde se ubica el ministerio de Salud, en el centro de San Salvador.

Su objetivo es exigir a las autoridades la compra de los insumos que necesitan para someterse a las hemodiálisis. La lucha de todos se resume en una frase “queremos vivir”. Una persona sana no realiza mayor esfuerzo para caminar un par de calles, pero los pacientes de insuficiencia renal se agotan tras cada paso que dan.

En su recorrido se ven obligados a evadir los carros y el transporte público que circula por la calle Arce. Esta vez, pareciera que la protesta no merece ser escuchada, o por lo menos resguardada. No hay presencia policial, pero si molestia e indiferencia de los automovilistas, quienes gritan ofensas para los que bloquean el paso: “Aparténse”.

Llegan a su destino. Cada rostro esconde una historia de lucha y dolor, algunos sufren insuficiencia renal desde jóvenes, otros están ahí por sus familiares que no pueden asistir, ninguno se ha dado por vencido, aunque la enfermedad les cambió la vida. Es un grupo pequeño pero cierran la calle, frente a la institución que debe velar por su estado de salud.

Un vehículo avanza hacia el grupo de personas que siguen gritando. No se detiene y pareciera quese llevará de golpe a la pequeña protesta. Frena bruscamente y queda a pocos centímetros de golpear a Gabriel, uno de los pacientes de avanzada edad del hospital Rosales.

El incidente se repitió una vez más con otro conductor, pero los protestantes que parecen ser ignorados, explican que están exigiendo su derecho a la salud, su derecho a seguir viviendo.

 

Desde el hospital Rosales hasta el ministerio de Salud caminaron los pacientes. / DEM