A sus 32 años, originaria de Santa Tecla, Erika Saldaña dirige el Centro de Estudios Jurídicos (CEJ), una gremial de abogados fundada en 1963 que busca defender el Estado de Derecho y el orden constitucional en El Salvador, y desde 2009 se ha desempeñado como colaboradora en la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

Se graduó de licenciada en Ciencias Jurídicas de la Escuela Nacional de Economía y Negocios (Esen) en 2009, el mismo tiempo en que empezó a trabajar, a sus escasos 23 años, en la Sala de lo Constitucional.

Aunque ya tenía dos años de experiencia laboral, considera ésta una época de mucho aprendizaje. “Se marcó un antes y un después en temas de institucionalidad, la gente entendió que las instituciones tenían límites”, dice. Realizó una maestría en estudios judiciales de la Esen, Universidad Dr. José Matías Delgado y Universidad Católica de El Salvador (Unicaes) y tomó un curso especializado en derecho administrativo.

¿Ha leído todas las resoluciones de la Sala? Casi todas. ¿Cuál es la que más le gustó? La 16-2011, responde. Se refiere a una resolución que define a la Sala como un auténtico “Tribunal Constitucional” y la caracteriza. “Dice que es independientemente de la denominación, es un órgano constitucional cuya finalidad es la interpretación final (de las disposiciones constitucionales)”, recuerda. Se encariñó de esa sentencia por la coyuntura que vivía en ese momento, de mucha presión para destituir a los magistrados de la Sala.

Desde pequeña fue muy aplicada. Le gustaban los números. Se graduó de técnico en contaduría del colegio Fátima de Santa Tecla. Una vez, relata, estaba en su tiempo libre haciendo tareas de sus compañeros.

Siguiendo su gusto por los números, inició estudios de Economía pero en el campo universitario eran las discusiones jurídicas las que disfrutaba, algo que se aclaró más cuando en su segundo año recibió derecho constitucional.

“A mí me da risa. Yo me acuerdo de esa plática de pasillo, con mi amiga, éramos dos niñas, le decía: ‘Yo quiero trabajar en la Sala de lo Constitucional’ y mi amiga: ‘Vamos a trabajar por eso”, cuenta.

Ahora también es conocida por ser una activa y crítica tuitera, aunque se inauguró en Instagram para compartir todas las fotos que le suele hacer a la comida.

Erika emite siempre opiniones desafiantes y polémicas que le ganan críticas. Ayer escribió sobre el presidente electo: “No, no fue para centrarse en su rol de presidente. Después de tantas contradicciones, es porque lo toparon al cerco. Ok, byeee”. Su tuit tenía 278 reacciones.

No se siente intimidada. “Me lo tomo con tranquilidad. Hay muchas opiniones que buscan amedrentar... Antes me enojaba y decía: ¿por qué dicen eso si ni siquiera me conocen? Pero las redes se han convertido en este campo de batalla”, reflexiona. Nunca, dice, se ha sentido discriminada en su desarrollo como mujer, pero sí sola: “No hay muchas mujeres en temas de opinión o de política. Hay que ir animando a más mujeres”.