El juez estableció que el taxista es culpable. / DEM


El taxista Geovanni Francisco Medina Méndez se hizo pasar como pandillero para extorsionar con $1,000 semanales a una víctima con régimen de protección, quien después de tres años de sufrir ese flagelo se armó de valor y lo denunció para que fuera procesado y condenado a 10 años de prisión.

Ayer, el Tribunal Cuarto de Sentencia de San Salvador, al emitir el fallo de la vista pública, dijo que la prueba incorporada al proceso incriminó directamente al taxista y lo condenó por la extorsión agravada.

El testimonio rendido por la víctima en el juicio fue clave y contundente, ya que contó al juez de la causa la forma en que ocurrieron los hechos. El afectado sostuvo que desde el año 2014 supuestos pandilleros comenzaron a exigirle la cantidad de $1,000, los cuales debía entregar cada jueves.

El Ministerio Público también presentó como prueba la declaración de los agentes policiales que participaron en las negociaciones y entregas del dinero.

Al contactarlo lo amenazaron diciéndole que si no accedía a las pretensiones de la pandilla iban a atentar en contra de su negocio, la vida de sus empleados y de la de su familia.

Según la víctima, el imputado llevaba a otros extorsionistas en su taxi a recoger el dinero de la extorsión todos los jueves, además lo observaba cuando llegaba a retirar las extorsiones en los negocios ubicados en los alrededores del Salvador del Mundo.