Habitantes de las riberas del río San Antonio, en el cantón Galera Quemada, Nejapa, expresan que no tienen otra opción mas que regresar a sus casas, expuestas al peligro de sufrir futuras inundaciones y derrumbes.
Desvelos, preocupación, e impotencia, son algunas de las acciones que secundan cada tormenta y repunta, a estos residentes del municipio de Nejapa.
Y ante la situación de peligro que representa el río San Antonio, y las constantes evacuaciones a las que se exponen cada invierno, residentes como Olimpia Rosales, alegan no tener dónde ir, resignándose a que ‘’todos los años tenemos ese problema’’.
Olimpia alegó que en ningún momento se les ha ofrecido viviendas, como lo acontecido en la comunidad Los Angelitos II, pero que ‘’fuera bonito que el Gobierno hiciera eso’’, debido a que ‘’habemos un montón de familias que solo de lámina tenemos las casas’’.
Junto a Olimpia se encuentra sentada Gloria Nelly Sorto, su hermana, quien con tristeza expresa que cada vez que llueve se ‘’le mete el agua’’, recordando que durante la tormenta tropical Amanda, su hija Jessica Esmeralda, quien padece de esquizofrenia, perdió su cama por las inundaciones.
Muchas de estas familias de las riberas del río San Antonio, viven en condiciones precarias, sin agua potable, expuestos a ingerir el agua del afluente que llega cerca de sus casas, cuando este baja limpio, pues de lo contrario, deben acudir a vecinos cercanos para que puedan regalarles un poco del vital líquido.
Es mejor el albergue.
La situación delicada de estas familias es tal que, muchos se siente más cómodos en las aulas de los centros escolares que en sus propias "champitas’’, ya que poseen comida en la mesa y agua potable a la mano.
Ese es el caso de José Matías Parada, miembro de una familia de ocho integrantes, y el único sustento con el que cuenta su familia.
Con sinceridad y tristeza relata que:
con lo que vamos ganando con eso sobrevivimos, yo gano mis $10, pero a mí no me alcanza para mi familia’’. José Matías Parada, albergado.
De esta forma, la falta de ingresos se convierte en el motivo por el que muchos de estos salvadoreños no pueden optar por construir muros, reforzar las paredes de sus casas, o incluso mudarse, ya que algunos se dedican a trabajo de campo y a labores del hogar.
Cuando finalice la alerta roja, estas tres familias dejarán los albergues ubicados en el Centro Escolar José Matías Delgado, y el Centro Escolar Alberto Montiel Villacorta, para volver a un lugar que considera como inseguro, pero alegan que ’tenemos que regresar, porque no tenemos a donde ir’, como expresó Sorto.
Pero mientras esto ocurre, algunos albergados han preferido regresar a sus casas, por cuidar lo poco que les queda, ya que como lo enfatizó Blanca Carpio, "bastante gente está perdiendo cosas estando aquí en los albergues’’.
La semana pasada, el Gobierno prometió 135 viviendas para las personas afectadas en las comunidades Los Angelitos II, sin embargo, fueron evacuadas personas de otras comunidades también en riesgo por deslaves.