Un proveedor en su condición de testigo encaró a Juan Antonio Miranda Morales, uno de los 11 procesados en el juicio por delitos de corrupción que desarrolla el Tribunal Tercero de Sentencia de San Salvador, tras manifestar que por su intermediación ante el proyecto Rhessa, del Ministerio de Salud, lo hizo ofrecer sus servicios por $6,380 y cuando le debían pagar, desapareció en 2008.
Juan Antonio Miranda Morales se desempeñó como consultor de adquisiciones y contrataciones de proyecto Rhessa, quien habría participado en la evaluación de ofertas y aún labora en el Ministerio de Salud cuando fue detenido.
Porfirio Antonio Andrade, de 80 años de edad, fue el segundo testigo de los tres que declararon ayer en el juicio contra el exministro de Salud, Guillermo Maza Brizuela, quien sin tanta vuelta afirmó que a través de Miranda Morales fue contratado por Rhessa para reparar 100 camas del hospital Santa Gertrudis, de San Vicente en 2008.
El proveedor afirmó que reparó las primeras 22 camas y las dotó de sus respectivos colchones y que envió a través de Miranda Morales, una persona conocida suya y de su confianza, la factura de $6,380 para que Rhessa , le pagara ese trabajo.
“Fui a las oficinas de Rhessa en San Benito, San Salvador para iniciar el trámite de pago de mis servicios y al llegar al local, un vigilante me dijo que esa oficina no existía; hablé con Miranda Morales y el me citó a plaza Salvador del Mundo donde me dijo que él me ayudaría con el trámite; le entregué la factura”, afirmó Andrade.
“El hospital estaba como una obra abandonada; le hacían falta obras especializadas como la construcción de laboratorios” Julio Mancía, ingeniero testigo
A los días, Miranda Morales informó al testigo que la factura había sido rechazada por Rhessa “y me citó a la calle Rubén Darío donde hicimos otro juego de facturas, y de ese día para acá, ya no lo volví a ver, hasta ahora que lo veo que está allá (como imputado en la la Sala 2 del Edificio D, del Centro Judicial Isidro Menéndez)”, manifestó en tono de reclamo Andrade.
La víctima y ahora testigo de cargo de la Fiscalía, afirmó que Miranda Morales desde un principio le despertó dudas, pues aprovechándose de la amistad y que él tenía su empresa de proveeduría de servicios y suministros hospitalarios, lo buscó y le ofreció concursar en Rhessa.
“Llenó el contrato, me falsificó la firma en otros documentos y los presentó en las oficinas como proveedor; a los días me llevó la orden de trabajo y comencé con las primeras 22 camas”.
Tras esas declaraciones el abogado defensor fue a consultarle a Miranda Morales, si quería responder al dicho del testigo, pero éste se negó a hacerlo.
Otro testigo.
Otro testigo fue el ingeniero civil, Julio Mancía, quien fue contratado en junio de 2009 por el Ministerio de Salud como consultor para que evaluara la situación de los hospitales de Santa Gertrudis de San Vicente y San Pedro de Usulután. Mancía fue categórico en manifestar que la investigación con base a visitas a los hospitales y en la documentación, determinó que en el caso del hospital Santa Gertrudis, el avance real de la obra era de 67%, pero a la constructora CPK se le había pagado el 100% como obra terminada.