Sepultureros resienten caída de ingresos por restricciones a cementerios y menos visitas.


Ricardo y Santos Tobar, padre e hijo, caminaban por aquel silencioso cementerio general Los Ilustres en San Salvador en busca de un cliente que les diera trabajo para ganarse unos dólares con sus servicios: limpieza o reparación de bóveda o nicho.

Tres horas habían pasado desde que el cementerio abrió sus puertas y no habían hecho “nombre de Dios”; sin embargo, no perdían la esperanza de que pronto el panorama les cambiaría.

“Esto está malísimo, en otros años, ya tuviera 500 colones o $100 dólares en nuestros bolsillos (a las 10:00 a.m.)”, afirmó Ricardo Tobar con 40 años de dedicarse a esa labor.

“Ahora no; no hay movimiento de personas, está solo”, reiteró Tobar, de 77 años, quien hacía de su edad una desventaja para permanecer en aquel camposanto.

Y todavía, el señor, advertía, que si los agentes del CAM y los policías se percataron de su edad, podían ir por él a sacarlo.

A un metro de su padre, Santos y con 20 años de seguir los pasos de su progenitor en Los Ilustres, no escondía la tristeza de una fechas memorable y comercial.

Se mantuvieron los comercios en los alrededores de los cementerios.


“En años anteriores ha sido mejor, ahora la gente no viene a enflorar o darnos trabajo, tienen miedo de contagiarse, y más que no pueden entrar niños, ni mujeres embarazadas y adultos mayores”, dijo.

Para los que trabajan en los cementerios las medidas de bioseguridad han sido “drásticas”. “Necesitamos trabajar para nuestra comida, porque si uno no trabaja no come. Además el país está pasando por una situación económica muy difícil”, expresa con tristeza y resignación, Santos Tobar.

La baja actividad laboral en los cementerios, dice Santos, se suma a los cinco o seis meses que estuvieron en cuarentena que no tuvieron ingresos económicos.

Afirmó que, cuando no existía la amenaza del covid-19, se ganaba de $400 a $500 en los dos días. Sin embargo, el domingo 1 de noviembre de este año, se fue a casa en San Salvador con solo $5.

“Desde el 15 de septiembre nos venimos al cementerio, llamamos a los clientes, venimos a lavar o pintar las tumbas, en tiempo normal sin covid, ganamos $10 por día, ahora apenas unos $5”, afirmó.