Con una bolsa de bebidas enlatadas al hombre, Marvin García explica que pone alcohol a su venta antes de empezar a buscar clientes en la terminal del sur, en San Marcos, sin subir a los buses. “Estamos resintiendo este golpe, pues desde las ventanas no se puede vender lo que es nada”, dice acomodándose una mascarilla de tela negra. Ningún vendedor sube a los buses, en efecto, pero tampoco ningún pasajero parece intersado en la fruta, el agua o bebida. “Todos tienen miedo de consumir”, agrega Durán.
Con una bolsa de bebidas enlatadas al hombre, Marvin García explica que pone alcohol a su venta antes de empezar a buscar clientes en la terminal del sur, en San Marcos, sin subir a los buses. “Estamos resintiendo este golpe, pues desde las ventanas no se puede vender lo que es nada”, dice acomodándose una mascarilla de tela negra. Ningún vendedor sube a los buses, en efecto, pero tampoco ningún pasajero parece intersado en la fruta, el agua o bebida. “Todos tienen miedo de consumir”, agrega Durán.