Blanca Vásquez es la esposa del subsargento de la Fuerza Armada asesinado en el 2012 en Apopa, y está detenida en El Paso, Texas, Estados Unidos a la espera que un juez revise su caso y no la deporte a El Salvador, según el periódico Houston Chronicle.
La mujer tuvo que huir del país el año pasado con su hijo Luis, de 12 años de edad, tras recibir amenazas de pandillas, luego del asesinato de su esposo Juan Gilberto Landaverde, el 19 de febrero de 2012.
Su hijo mayor, William, huyó un año antes hacia el país del norte y luego de permanecer en un centro de detención de inmigrantes en Nueva York, las autoridades conocieron su caso y le concedieron libertad condicional, bajo fianza, mientras espera una audiencia en la corte, donde un juez decidirá si le otorga asilo.
El joven contó a las autoridades estadounidenses que el Ejército salvadoreño lo culpó del crimen de su padre, ya que se negó a revelar las identidades de los pandilleros que lo asesinaron por temor a represalias en su contra y en la de su familia. Según señala la publicación, William, intentó ingresar a las filas del Ejército, pero cuando los soldados lo identificaron como hijo del subsargento Landaverde, lo golpearon; además el joven dijo que también las pandillas intentaron asesinarlo.
“El oficial de asilo descubrió que William tenía un temor creíble de sufrir tortura en El Salvador, el primer paso para recibir asilo. El gobierno lo liberó con una fianza de $10,000, requiriéndole usar una pulsera de tobillo equipada con GPS”, dice el Houston Chronicle.
Sin embargo, su madre no ha corrido la misma suerte. Luego de cruzar la frontera, fue separada de su hijo Luis y llevada a una prisión federal. El artículo del Houston Chronicle indica que un oficial de asilo determinó que Blanca no tenía un temor creíble para regresar a El Salvador y ahora podría ser deportada.
Vásquez, junto a otros cuatro padres centroamericanos, fue a corte en noviembre del año pasado. Luego de ese juicio, el juez preguntó a los padres si tenían algo que decir. La salvadoreña respondió: “He perdido todo. No sé cómo (mi hijo) es … Tengo que ir a donde está”, cita el Houston Chronicle.
William desea que su tío adopte a su hermano menor, que le otorguen el asilo y la tarjeta de residencia para poder ingresar al ejército, en los Estados Unidos.
“Es una cadena de violencia que nunca terminará”, dijo. “He tratado de olvidar, porque recordar es sufrir”, señaló al Houston Chronicle.
El periódico dice que William y Luis permanecerán en Nueva Orleans mientras esperan el resultado de su caso, aunque sus primeras audiencias serán hasta 2020.