Esta presunta reunión conspirativa revelada de manera oficial por el mismo partido oficialista, con base en un audio de procedencia desconocida, del que no dan explicación de su origen y en el que no se mencionan nombres ni se identifican personas, llama la atención que su divulgación ya motivó sendas declaraciones oficiales que van desde cacerías, investigaciones, sanciones internas anunciadas por el presidente del mismo partido N, lapidarias separaciones y cortaduras de raíz del jefe de la bancada Cian, maldiciones del presidente de la legislatura, hasta que el mismo presidente Bukele llegara a sentenciar la aplicación del artículo 335 del Código Penal por el delito de cohecho con una pena carcelaria de 6 a 10 años de prisión a los proscritos. Absurdo.
Sin embargo, aún quedan preguntas que deben responder a la población: ¿Cuál es la base técnica sobre la que determinaron la certeza y autenticidad del audio difundido para utilizarlo de base para condenar a la hoguera a los presuntos imputados cuando aún ninguno de los supuestos participantes había emitido una declaración sobre su veracidad?, ¿Cuál es la procedencia de la “filtración”? Queda suficientemente claro que de ser cierta la conspiración, difícilmente serían los mismos imputados quienes tendrían interés en revelar semejante propósito; entonces ¿Es el centro de escuchas de la FGR el que está siendo utilizado para realizar espionaje político?, ¿Hay autorización judicial?, ¿Existe otro centro de espionaje telefónico desde el partido N o en el mismo gobierno? Con la sumisión mostrada por el actual Fiscal General a los designios de casa presidencial ¿sería fiable su experticia técnica para determinar la autenticidad del audio?
Más allá de posibles conspiraciones, la descohesión ideológica y política del partido N, y de la bancada Cian, es un hecho y se debe a la pérdida del rumbo de sus promesas de campaña, al errático ideario programático del partido, a la falta de calidad y solvencia moral del liderazgo de quienes les conducen, así como a la exclusión y escasa motivación de la mayoría de sus diputados que se ven presionados por otros actores no menos importantes: los alcaldes. Es notorio que la gran mayoría de funcionarios de gobierno y diputados son simples peones, nadie los escucha, no tienen libertad ni espacio para expresar sus opiniones y menos ante medios de comunicación. Son pocos los autorizados por el círculo familiar o de confianza para aparecer ante cámaras, su trabajo a destajo está limitado a tres tareas: “apretar el botón”, adular al líder y “retuitear” día y noche a las cuentas autorizadas.
Para muchos el presunto audio de “la conspiración”, puede ser también la cortina de humo para encubrir y aplastar las diferencias que surgen de la descohesión por el trato prepotente, marginación y mordaza sobre la mayoría de sus legisladores. Precisamente el “incidente” también ocurre cuando la popularidad del “líder” va en caída, de acuerdo a la propia encuestadora Mitofsky, muy utilizada por el gobierno, entre marzo y octubre Bukele perdió un 13 %, en momentos en que el país enfrenta la mayor crisis socio económica, migratoria y los mayores escándalos sobre presuntos hechos de corrupción.
Por cierto, el audio en posición de N pone en evidencia que el gobierno dispone de sofisticadas tecnologías para el espionaje telefónico que bien podrían servir para destapar y enjuiciar sendos casos de corrupción, esclarecer quienes son los propietarios del contenedor con 700 kilos de droga incautada en España, así como quienes facilitaron el tráfico. Una tecnología de espionaje que bien utilizada también sería útil para esclarecer el paradero de muchos desaparecidos.