Esta medición de fuerzas crece a la mitad del mandato presidencial, cuando el régimen da muestras de agotamiento y reventó su burbuja mediática iniciando así el irremisible declive. Mientras, las fuerzas sociales y políticas de nuevos agrupamientos opositores, aun dispersos, comienzan un acelerado proceso de crecimiento orgánico, acumulación de fuerza y experiencia; dan vuelta a la página sobreponiéndose aceleradamente a la demagógica dominación mediática de operaciones populistas de asistencialismo clientelar que se desvanecen ante la agudización de la crisis económica, social e institucional e inauguran un nuevo escenario de crecientes protestas y movilización social para enfrentar al régimen.
El 17 de octubre, aun sin terminar la marcha, Bukele se colgó frenéticamente durante horas en las redes sociales, procurando desesperadamente descalificar la magnitud de la cantidad y calidad de esta extraordinaria protesta ciudadana. Quedó al desnudo ante la opinión pública su enfermiza intención de azuzar a la policía y el ejército en decenas de retenes que intentaban inútilmente detener las movilizaciones que se transportaban desde las distintas regiones del país.
La gente fue valiente y contundente ante la represiva intención de impedirles su derecho constitucional de protestar. En cada lugar donde fueron atajados por los retenes policiales, de inmediato esgrimieron sus derechos, y ante las medidas dilatorias para retenerlos ilegalmente impidiéndoles el paso, actuaron tomándose las carreteras para demandar el libre tránsito, derrotando así la violación a sus derechos constitucionales.
Bukele desde su cuenta de Twitter manipuló imágenes intentando desesperadamente desacreditar y disminuir el impacto de la contundente protesta social, pero nuevamente fue derrotado por la avalancha de la cobertura mediática mundial de prominentes medios de comunicación que difundieron imágenes reveladoras de la fuerza de la marcha, entre ellos: EFE de España, Deutsche Welle de Alemania, Euronews, Le Monde de Francia, El Universal de México, El Espectador de Colombia, CNN en Español, NBC News, The Hill Washington D.C., solo para citar algunos.
Bukele nunca salió de la burbuja de las redes sociales, desconoce la realidad del país y de las condiciones en que sufre y vive la población, no sabe de marchas y luchas de calle, nunca estuvo en ellas, de hecho, se espanta y no visita ni se mezcla con la gente común en los territorios; se acobardó de cumplir su promesa de acompañar a los estudiantes de la UES marchando hacia la Asamblea Legislativa por un mejor presupuesto -hoy considerablemente disminuido-. Bukele sabe que está perdiendo la batalla en Twitter y enfrenta una fuerte disputa en Facebook, mientras la oposición crece en las calles y le disputa el control de las redes sociales.
El rosario de conflictos creados por Bukele van desde el malestar municipal por el recorte del FODES, el descontento en la UES por el recorte presupuestario y el incumplimiento sobre proyectos universitarios, así como la pensión ofrecida a desmovilizados y excombatientes, la advertencia de paro de empresarios del transporte de carga terrestre, la efervescencia del magisterio nacional por la manipulación en la selección de plazas, descontento en las organizaciones que integran el Foro del Agua por el carácter privatizador de la ley aprobada, la imposición y fracaso de la Chivo Wallet, los familiares de miles de desaparecidos, hasta los miles de despedidos del servicio público para la contratación de familiares.
El aval de Bukele al decreto legislativo “Disposiciones Especiales y Transitorias de Suspensión de Concentraciones y Eventos Públicos o Privados” bajo el supuesto de contener el Covid19, no impide los eventos artísticos, deportivos o culturales, se concentra en criminalizar la convocatoria, promoción y organización concentraciones, facultando a la FGR y policía para actuar de oficio contra los manifestantes en un intento para intentar contener la avalancha de las protestas sociales. Pero la gente ya sabe cuál es la ruta.