En las cuentas de nación y hablando del pacto fiscal, espero no olviden la cifra clave para resolver el problema y son los 80 mil, 80 mil empleos anuales que el país debe generar para levantar la línea de pobreza o por lo menos comenzar a caminar en la ruta del desarrollo.

Esos 80 mil empleos que hace dos años eran 60 mil, y pronto si no hacemos lo correcto serán 100 mil; de no ponerse en la agenda del pacto fiscal será como jugar a repartirse la presa que aún no se ha cazado o como alguien dijera: reparto de “cuentas alegres” que cada vez están mejor plasmadas en los papeles del presupuesto, pero que a la hora de los pagos no se tiene en las cajas de banco.

El problema del país no debería resolverse a partir de cuanto queremos o debemos gastar, el problema debe resolverse a partir de cuanto empleo y riqueza se está generando, porque solo se pude repartir la riqueza que se tiene en la mano, por ahora las estadísticas de generación de empleo siguen siendo paupérrimas y muy inestables de un año a otro, quedando muy por debajo de llenar el cupo de 80,000 que son los bachilleres que cada año está generando el sistema, es decir, personas que comienzan la vida productiva pero que al terminar no pueden seguir en la Universidad y menos comenzar un trabajo formal.

El no generar trabajo formal provoca otros problemas como el no tener suficientes ingresos para el fondo de pensiones, la baja de impuestos generados por renta, la falta de consumo o limitación del mismo por la baja capacidad adquisitiva de la población, lo cual en la fórmula de crecimiento nos perjudica demasiado. Las proyecciones de crecimiento para Centroamérica son buenas, mucho mejor que para el resto de América Latina en 2018 pero para El Salvador sigue siendo una taza de pobreza, no pasamos del 2.1 ó 2.3 en el PIB anual, mientras Panamá crece a tasa superior del 4 y 5 %.

Generar empleo y alcanzar los 80 mil puestos anuales no puede ser tampoco a base de empleo gubernamental; está probado, en los últimos tres años los gobiernos del FMLN le han cargado al gasto público lo que han podido y ya es obvio en las oficinas de gobierno, pues se ven de a tres o cuatro gentes por cargo haciendo nada, sino aumentando el gasto y haciendo crecer la burocracia, ya llegamos más allá del límite.

El empleo es la solución para casi todo, incluyendo la violencia, porque para generar malos pensamientos como decía Juan Bosco se necesita estar ocioso, démosle trabajo a la juventud y veremos reducirse todos los indicadores; démosle capacidades creadoras y veremos bajar los indicadores; démosles herramientas para emprender y capacitémosles en hacer empresa y veremos derribarse los problemas ante nuestros ojos. ¿Pero quién genera el empleo? Únicamente la empresa privada, no hay donde perderse, la lógica y la realidad nos lo grita en la cara, solo el emprendimiento privado, la creatividad privada, la iniciativa privada puede generar riqueza y esa riqueza puede distribuirse de mejor manera, ¿pero qué hicimos mal en este proceso? Entre otras cosas, eliminar de tajo los aprendices, ayudantes, que los niños sean capacitados por sus padres en tareas de trabajo, nos hicimos más papistas que el papá y con las ideas de agendas foráneas no medimos los impactos y ahora los niños por ser niños no aprenden más que lo que la calle les enseña, porque es pecado ponerlos a trabajar.

Nunca será tarde para recuperarse en el hacer, rediseñar procesos, cambiar maneras de hacer y pensar, siempre se puede mejorar, ese es un don de Dios para sus hombres y mujeres; por eso creo que si no hablamos dentro del pacto fiscal del empleo y de cómo volver productiva la masa ciudadana, hoy paralizada, no tendremos más que un aplauso efímero en la Asamblea Legislativa que durará lo que dura el querer pagar la próxima factura y darte cuenta que no hay para pagarla.