Sarah Chayes expuso sobre “Democracia y justicia”, en el Encuentro Nacional Anticorrupción, que continuará este miércoles. / Pablo Corozo


Sara Chayes, miembro senior de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, aseguró ayer que la corrupción es una epidemia mundial y, que si no se toman los pasos necesarios que aseguró se están tomando en El Salvador, “la catástrofe global es inimaginable”.

“La corrupción está empujando a la gente a la violencia... Hay una epidemia en este tipo de conducta. En el siglo XIV este tipo de actitud, de ‘dame dinero’ (sobornos), llevó a la Primera Guerra Mundial, mató más personas que la guerra, son cataclismos internacionales, no quiero sonar extremista, pero, si no tomamos los pasos que aquí en El Salvador están tomando en el resto del mundo, la catástrofe global será inimaginable”, dijo en su ponencia “Corrupción y Justicia”. La conferencia fue pronunciada en el Encuentro Nacional Anticorrupción del Grupo de Trabajo Interinstitucional Anticorrupción.

Chayes elogió el combate a la corrupción en El Salvador, Guatemala, Honduras, Brasil y otros países, así como la participación ciudadana.

Sin embargo, aseguró que las insurrecciones ciudadanas exitosas que han “derrocado gobiernos corruptos”, con apoyo de valientes miembros del sistema judicial, ha descubierto que, “muy a menudo el público quiere decapitar”, pensando que “así la vida va a volver a ser normal, con integridad”. Chayes advirtió que las redes de corrupción tan arraigadas en los países son estructuras fuertes, resilientes, que a menudo “echan a uno de los miembros a la multitud, se lo tiran a las personas, y así se satisface de que tuvieron algo, un individuo, ganaron algo y vuelven a sus casas” y luego “la red cleptocrática se vuelve a configurar”.

Planteó tres elementos para que el gobierno le sirva al público y no a los intereses de la red cleptocrática: un fiscal y jueces rigurosos y efectivos que impongan sanciones que eviten la impunidad.

Agregó la necesidad del involucramiento ciudadano, evitando ver corrupción solo de una parte e “inventando excusas para las personas del lado propio”. También, sugirió una reforma para prevenir los actos de corrupción mediante la prohibición de actividades específicas. “Los regalos llevan a la tentación de la corrupción, los regalos traen un sentido de obligación”, explicó.